La fuerte caída del peso argentino en los mercados está haciendo que los turistas lleguen a las ciudades de ese país, pues, de esa manera, podrán gastar a manos llenas, porque un cambio de dólar implica disponer de fajos de billetes de la moneda local.
Aunque ya van varios casos de turistas que han hecho ruido por la cantidad de billetes que deben llevar para pagar una cuenta, el asunto es un problema de amplias repercusiones.
En Argentina, donde la inflación ya se acerca al 100 %, el billete de la mayor denominación, que es el de 1.000 pesos, equivale al menos de 4 dólares, por lo cual, con unos 100 dólares, un turista podría vivir a cuerpo de rey y disfrutar de las mejores vacaciones de su vida.
A ello se le agrega el hecho de que en ese país, existe un dólar paralelo, el llamado dólar blue, con el agravante de que el billete verde oficial está restringido para circular por la medida de control que está vigente desde 2019, lo que ha incentivado una estampida de comparadores en el mercado no oficial.
“La consecuencia es que los usuarios de la divisa prefieren irse al mercado no oficial, donde, no solo les cambian los dólares por más pesos argentinos, sino que les venden sin límite, mientras que oficialmente no pueden obtener cambios superiores a 200 dólares”, dicen analistas.
En ese contexto, la situación económica en Argentina se ha convertido en una oportunidad para los turistas, lo que, a su vez, podría impulsar el desarrollo de ese sector productivo.
Lluvia de billetes
El incentivo del uso de efectivo disluce en un momento en el que el pago electrónico genera tanta comodidad y agilidad. Sin embargo, por el ahorro o la capacidad para gastar más, se hace. Así las cosas, para que un turista pague en pesos tendría que cargar con maletas repletas de dinero. Ellos pueden hacer caso omiso al llamado que ha hecho el banco central: que los pagos se enfoquen en los sistemas digitales en vez de promover el uso de efectivo, dice una publicación de Yahoo News. No obstante, analistas que participan en el mencionado artículo, señalan que nadie encuentra razones para pagar con tarjetas de crédito, si con ello, tendrían que desembolsar un 50 % más de lo que requieren cuando usan el efectivo.
Los habitantes de Argentina probablemente entran en el juego que promueve el Banco Central, pero no es algo generalizado. Lo cierto es que el hecho constituye un camino de retroceso, pues desde la pandemia, los medios de pago electrónico se habían posicionado y convertido en las herramientas preferidas, logrando un crecimiento de 53 %, lo que ahora se ve amenazado con la situación del peso.
En Argentina, el 98 % de los adultos tiene una cuenta bancaria, lo que facilitaría la aplicación de la medida por la cual aboga el banco central: pagar con débito, crédito, transferencias automáticas, cheques electrónicos, billeteras bancarias y otros, lo que podría proteger el ahorro de los ciudadanos, mas no el de los turistas, que están en el extremo opuesto, aprovechando su paso por Argentina para ser botaratas.
Hasta julio de 2022, el peso argentino lideraba el ranking de las monedas más devaluadas frente al dólar en la región. En los últimos 12 meses, hasta octubre, la divisa estadounidense acumula un ascenso del 46,76 % frente al peso argentino, según Infobae.
Los fuertes controles de capital han ayudado a la escasez del dólar, lo que presiona la tasa de cambio y la inflación.