Ni la fe logró mover montañas para los comerciantes durante esta Semana Santa. Las ventas de artículos religiosos van de capa caída y los almacenes permanecen casi vacíos de clientes, a pesar de la importancia de esta fecha en el país.
Y es que la inflación, que llegó a 8,53 % en marzo según el Dane, no solo ha golpeado el bolsillo de los compradores, sino también al de los comerciantes, quienes explican que las personas salen corriendo al presenciar los elevados precios de los productos.
“Las ventas, a comparación de otras fechas del año, no se han incrementado para nada, han estado quietas. Acá vendemos velas, pero no hay parafina; y si venden un poco es extremadamente costoso”, dijo con preocupación la administradora de la tienda La Milagrosa en el norte de Bogotá.
La escasez de este aceite mineral derivado de los hidrocarburos y que es utilizado para la producción de velas y velones aún no muestra alivios en su ciclo de producción. Es más, su carencia continúa siendo una realidad desde diciembre de 2021, cuando los precios de este bien se acrecentaron en la temporada navideña y pusieron en riesgo la afamada celebración del Día de las Velitas.
Este problema no es solamente local; la falta de producción está afectando el suministro de la materia prima a nivel mundial. Mientras tanto, los comerciantes han tenido que quedarse con los brazos cruzados frente a la incapacidad de sus distribuidores de surtir las tiendas con nuevos productos.
No solo las velas y los velones se encuentran en niveles mínimos de ventas, también las famosas estatuas de la Virgen, Jesucristo o la Sagrada Familia no logran despegar en la temporada en que esperaban un mayor flujo de compradores.
Los costos han subido significativamente, precisamente impulsados por la inflación y la crisis en la cadena de suministros, que ha dejado a los clientes y comerciantes “pegados al techo”.
“Todos esos productos de porcelana son italianos, importados. Los precios están elevadísimos y, por eso, no hemos podido surtir. La inflación y los problemas para traer productos al país nos ha pegado muy duro. La gente pregunta por los productos, pero no los compra. Todo ha subido”, afirmó una comerciante de artículos religiosos del centro comercial Hacienda Santa Bárbara.
Incluso, productos más pequeños y que solían tener una mayor venta como los novenarios, los rosarios o las medallas, han sido presa fácil del aumento significativo de los precios. Esto ha generado una reacción en cadena de parte de los compradores, quienes ahora priorizan su dinero para otras necesidades básicas, antes que adquirir este tipo de productos.
La administradora de La Milagrosa explicó en diálogo con SEMANA que, en años anteriores, llegaban casi 20 cajas de nuevos productos para surtir el almacén, pero que en este año las cajas no pasan de las tres unidades.
Los únicos productos que si acaso se han logrado vender han sido las estatuas del Arcángel Miguel, el Arcángel Rafael y San José, que suelen ser elaboradas en resina plástica. “A comparación del año pasado no han comprado y sí está más costoso este año. Ahí vamos, hay días de días”, aseguró otra comerciante de este tipo de productos.
Los vendedores siguen esperando que, con el paso de los días santos, se les haga el “milagrito” y las personas acudan a los locales a comprar sus productos. Mientras tanto, con sus gestos de desaliento, parecen estar viviendo el viacrucis en carne propia.