Luego de casi dos años donde la forma de trabajar se vio alterada por cuenta de la pandemia de la covid-19, las personas parecen listas para abandonar el teletrabajo y volver a las oficinas. Además, teniendo en cuenta los indicadores de productividad del 2020, las empresas han decidido salir del teletrabajo, asimilando rápidamente el retorno a la “normalidad”.
Sin embargo, los trabajadores están experimentando problemas de adaptación en ese retorno a la presencialidad. El médico Sigifredo Salazar, experto en terapias alternativas y fundador de la Escuela de Transformación Interior Gelva, considera que el secreto es entender el origen del problema: la ansiedad.
“La ansiedad es la sensación de que algo malo me va a ocurrir, pero no sé qué es, ni de dónde ni cómo viene. Es una sensación negativa anclada al futuro, a la anticipación que me es imposible conocer, y eso es lo que genera un sentimiento constante de malestar”, explica.
¿Por qué la ansiedad es peligrosa?
Muchas personas consideran que las emociones negativas únicamente repercuten en el ánimo o en la salud mental de quienes las padecen, pero esta percepción es errónea, según Gelva.
“Las emociones no solo tienen un componente psicológico sino físico, y muchas veces a las personas les cuesta creer esto. Por ejemplo, una emoción como la ira desata una reacción química en el cuerpo, el cual libera cortisol y adrenalina, sustancias que estrechan los vasos sanguíneos y hacen que se eleve rápidamente la presión arterial. Esta condición puede conllevar al estallido de una úlcera gástrica, un infarto, una trombosis cerebral, una parálisis facial, entre otras patologías. Estas reacciones han sido estudiadas a fondo por la medicina y no son opiniones, sino hechos científicos”, señala el experto.
Gelves explica que la mayoría de los trabajadores mencionan a la ansiedad como su primera sensación al pensar en el trabajo presencial, y justamente es la que mayores problemas médicos desata.
“La ansiedad es perjudicial porque mantiene a nuestra mente y cuerpo en un estado permanente de alerta, lo cual genera que nuestros órganos internos, nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro trabajen constantemente a máxima velocidad. Trastornos médicos como la apnea del sueño, el insomnio, la diabetes, problemas en los riñones, pulmones y desórdenes de alimentación o gastrointestinales, son consecuencias directas de la ansiedad”, dice.
Aunque para muchos no es fácil comprender el miedo que genera el hecho de salir de casa para laborar en un espacio compartido con otras personas, la explicación está anclada al instinto de supervivencia del ser humano.
Gelva considera que es un asunto de entrenamiento mental: “En los últimos dos años se nos explicó que si bien el coronavirus (como microorganismo) era la amenaza, la mente trabaja por asociación: significa que nosotros identificamos a las personas que nos rodean como los vectores de contagio y, por tanto, peligrosos. Al tener los rostros cubiertos por el tapabocas, nuestra imaginación asocia al otro como un desconocido o un agresor, por lo cual el subconsciente nos pone en estado de alerta y eso deriva en la ansiedad”.
Si bien se ha vuelto normal pensar que al quedarse en casa las personas se protegen del virus, en realidad este confinamiento resultó siendo perjudicial para el sistema inmunológico humano. Las estadísticas del Instituto Nacional de Salud (INS) muestran que el 82% de las personas que se contagiaron con coronavirus tienen en común una deficiencia considerable de vitamina D; un dato que tiene relevancia, toda vez que la principal fuente de esta vitamina es la luz solar, que la gente toma al salir a la calle.
“Al mantenernos encerrados, nuestras defensas bajaron y al llegar a los trabajos físicos nos sentimos débiles. Por eso es tan necesario salir del teletrabajo, pues requerimos volver a fortalecer nuestras defensas, además de mejorar nuestra condición mental”, expresa Gelva.
¿Qué se debe hacer para volver a la oficina sin sentir ansiedad?
En realidad no se requieren prácticas complejas, sino seguir algunos consejos prácticos que cualquier persona puede aplicar:
“Para empezar, es beneficioso utilizar medios de transporte como la bicicleta, pues nos permite fortalecer nuestro sistema cardiopulmonar, recibir vitamina D y melatonina, que es la llamada hormona de la felicidad. Caminar también es una excelente opción, pues permitirá iniciar el día con menos ansiedad y generando una sensación de bienestar y aprovechamiento del tiempo presente”, indica el médico.
Otro método para mejorar la interacción con jefes y compañeros sin sentir temor a la proximidad está relacionado con una técnica de modificación de la conducta llamada “Visualización creativa”.
Al respecto, el galeno señala que antes de salir de casa, la persona puede tomarse un minuto para imaginar que ya está en la oficina: “que charlamos con los colegas, relatando todas las experiencias agradables que hemos vivido en dos años de pandemia; riéndonos por anécdotas divertidas, compartiendo juntos, etc. Como la mente subconsciente no diferencia entre la realidad y la fantasía (así sucede con los sueños) va a identificar a esas ideas que imaginamos como un estado de bienestar y se programará para experimentarlo. Así es que cuando lleguemos a la oficina, vamos a actuar en consecuencia y la ansiedad no se manifestará”.
Si a pesar de las precauciones se experimenta depresión o ansiedad una vez se ha instalado de nuevo en la oficina, existen ejercicios simples y discretos que se pueden realizar en un minuto o dos.
La respiración abdominal también es clave: hay que respirar utilizando solo la nariz (sin inhalar o exhalar por la boca) e inflando el abdomen cada vez. Este ejercicio debe ser acompañado por el lenguaje gesticular, en este caso, una sonrisa al inhalar el aire. “Al hacer esto, el cerebro identifica que no hay peligro latente y da la orden dentro del cuerpo para que la bioquímica y los órganos funcionen en bienestar. No se trata de creer en esto ciegamente, sino en probar. En el 60% de los casos estudiados, la ansiedad desaparece”, explica el especialista.
Es normal que las personas se sientan prevenidas y desconfiadas ante nuevos hábitos de salud, sobre todo en la era fitness. La ventaja con las técnicas propuestas es que no requieren de un cuerpo atlético o un estilo de vida alternativo, sino que pueden ser aplicadas por cualquier persona.