Una de las paradojas del mundo actual es que cada vez hay más personas con formación universitaria, pero las empresas se quejan constantemente porque no consiguen el personal que requieren. De hecho, el 75 % de los empleadores del mundo afirman que sufre de escasez de talento, según un estudio reciente de ManpowerGroup, firma especializada en soluciones de gestión laboral.

En Colombia ese indicador de escasez de personal es inferior (66 %), pero es muy alto si se tiene en cuenta el elevado nivel de desempleo del país. Las empresas que más lo sienten son las grandes y las que se dedican a tecnologías de la información.

Mónica Flores, presidente de ManpowerGroup Latam. | Foto: fotomau

Mónica Flórez, presidente de ManpowerGroup Latam, explica que no es que hagan falta ingenieros, pues puede que incluso haya suficientes, sino que faltan los que sepan usar, por ejemplo, inteligencia artificial. “No es una cuestión del número de ingenieros, sino de lo que saben hacer y qué tan actualizados están. Porque la tecnología, así como la medicina, cada día cambia y quienes la ejercen se tienen que capacitar más”, sostiene.

En general, esta experta señala que tanto para las ingenierías, como para las demás profesiones lo que hace falta son las llamadas habilidades blandas, las cuales son difíciles de conseguir en la universidad, tales como la capacidad de trabajo en equipo, responsabilidad y confiabilidad, razonamiento y resolución de problemas, liderazgo e influencia social, al igual que creatividad.

Escasez de talento en el mundo en 2024. | Foto: ManpowerGroup

“El peso ponderado de las habilidades blandas ha ido aumentando después de la pandemia. Si antes era cero importante que trabajaras en equipo, ahora es muy importante, así como que tengas habilidades de comunicación. Esto es un reto, no solo para los empleadores, sino también para las instituciones educativas y para el crecimiento económico en general. Ya tendríamos que estar hablando de formar competencias blandas más rápido, de certificaciones más cortas, de tal manera que podamos empatar la oferta y la demanda de trabajo”, comenta la experta.

Añade que la falta de talento también se debe a que los negocios enfrentan una competencia mucho más disruptiva por el uso de la tecnología y de la inteligencia artificial (como solía decirse “a toda industria le llega su Uber”) y eso hace que necesiten personas que los ayuden a adaptarse a esos retos comerciales. “Además, no solo ha subido el peso ponderado de las habilidades blandas contra las técnicas, sino que hoy ya no es tan importante en ciertas posiciones tener un título universitario, un doctorado o un certificado tradicional. Hoy lo que importa es qué has hecho, qué sabes hacer y lo que estás dispuesto a aprender”, reitera.

Los rápidos cambios que vive el mundo de los negocios llevan a Flores a pronosticar que el 70 % de quienes hoy están cursando una carrera profesional van a trabajar en algo distinto a lo que estudiaron, pues sus conocimientos rápidamente se van a volver obsoletos. “Las actuales generaciones van a tener que estar aprendiendo todo el tiempo, certificándose toda la vida. No era como en mi generación que saliste de la carrera, tienes un título y ya casi tienes el futuro asegurado. Eso ya no pasa”, insiste la ejecutiva de Manpower.

Su recomendación para los jóvenes es que aprendan otras cosas y no solo lo que tiene que ver con las carreras que escogieron. Por ejemplo, que aprendan danza, oratoria, que formen parte de un equipo de fútbol o que participen activamente en programas sociales. Porque eso les desarrolla las competencias blandas que no adquirieron en su formación académica.

Aprender a hablar en público es una habilidad clave para el éxito profesional. | Foto: Getty Images

De hecho, al consultarle a Flores cómo una empresa puede determinar si un posible candidato tiene habilidades blandas como capacidad de trabajo en equipo, ella dijo que existen pruebas psicológicas que lo pueden medir o simplemente mirando su currículo, porque si dice que formó parte de un equipo deportivo se asume que ya sabe cómo trabajar en grupo, sabe de disciplina, aprendió a ganar y a perder, así como a respetar al director técnico. Así mismo, si hizo cursos de oratoria o de teatro, implica que ya sabe hablar en público, les enseñaron a tener argumentos, a improvisar, a vender sus ideas.

Finalmente, frente al estereotipo que existe con respecto a que las nuevas generaciones son de “cristal” y están menos comprometidas, Flores cree que más que una falta de compromiso es una generación diferente, que no vive para trabajar como sus antecesoras, sino que trabaja para vivir.

“Tienen una concepción de la vida laboral distinta, le dan más importancia al equilibrio entre vida personal y profesional. Los mayores estamos acostumbrados a las recompensas tardías y al respeto al jefe. Ellos han crecido en un mundo global, con demasiada información que los hace más curiosos y preguntones. No es que estén retando a la autoridad, sino que están preguntando cosas que, por respeto, sus antecesores no preguntamos”, subraya y agrega que los jóvenes de hoy necesitan mucha más inspiración porque ha vivido en un mundo de decepciones y buscan esa inspiración en sus líderes; por eso, si les toca un jefe tradicional, rápidamente se van. Por lo anterior, insiste en que las empresas tienen que invertir en desarrollar nuevas habilidades de liderazgo en sus gerentes y supervisores.