El Black Friday, conocido como ‘viernes negro’, se celebra este año el 25 de noviembre en todas las tiendas físicas y online.

En un contexto de inflación desbocada que alcanza su nivel más alto desde la creación del euro, los descuentos del Black Friday marcarán el inicio de las compras navideñas y, también, de los dolores de cabeza de muchos consumidores que se dejen llevar por la euforia consumista.

La inflación y la subida de los tipos de interés han deteriorado la economía de los hogares a nivel mundial, por lo cual se considera altamente que las personas pueden llegar a endeudarse fácilmente. Es decir, que los consumidores destinan más del 40% de sus ingresos al pago de deudas.

“Ante este escenario económico, es fundamental que antes de realizar compras, los consumidores analicen su capacidad real de pago, pues es común que los usuarios de las tarjetas de crédito se olviden de que esas compras tienen unos intereses a los que tendrán que hacer frente. Si se acumulan varios pagos bajo este esquema, se puede incluso caer en una espiral de endeudamiento a largo plazo”, explicó Pedro Rafael Solórzano Campos, docente del Máster Universitario en Dirección y Gestión Financiera en VIU (Universidad Internacional de Valencia).

La fiebre de los descuentos incita a muchos consumidores a gastar por encima de sus posibilidades y considerar su tarjeta de crédito un cajero sin fondo.

De igual manera, para poder disfrutar del ‘viernes negro’ sin incrementar deudas y realizar una gestión responsable de las finanzas, los expertos del Máster en Dirección y Gestión Financiera de VIU facilitan algunas claves a tener en cuenta para que las compras no compliquen la situación financiera futura:

Establecer prioridades: Realizar un listado que sirva como guía para las adquisiciones es imprescindible a fin de evitar las compras compulsivas, así como echar un vistazo al precio del mismo producto en distintos establecimientos. Lo más idóneo es que las prioridades aparezcan anotadas según su preferencia y las necesidades personales que motivan su compra.

No usar la tarjeta como una extensión del dinero: Uno de los problemas más frecuentes de las tarjetas de crédito es emplearla como si se tratase de dinero en efectivo, sin darse cuenta de que es una línea de crédito por la que habrá que pagar más adelante. Por ello, aunque permite dilatar el pago de un bien o servicio, no quiere decir que eso se tenga que hacer siempre ni de manera continuada.

Evitar la financiación a largo plazo: Una de las prácticas más extendidas en el mundo de las compras y, en concreto, cuando van asociadas a pagos con tarjeta, es comprar por encima de las posibilidades financieras reales. Algo que se consigue al financiar las compras. Aunque puede ser una gran ayuda para realizar un pago puntual, las tarjetas de crédito no deben emplearse en el día a día, pues si se abusa de esta práctica, el consumidor irá enlazando deudas, facilitando el endeudamiento a largo plazo.

Tener en cuenta los intereses de la tarjeta: Ligado al consejo anterior, se debe tener presente la idea de los intereses de las tarjetas a la hora de financiar cualquier compra. Por eso, se recomienda ser cauteloso, examinar las alternativas y evitar endeudarse por encima de las posibilidades personales en jornadas como esta. No obstante, en caso de que no haya otra alternativa, conviene contar con este gasto en el presupuesto de los próximos meses para que el dinero se pueda devolver sin problemas.

Fijar un límite de uso: Una buena medida para no sobrepasar el presupuesto preestablecido es fijar un límite de uso en la tarjeta. De esta forma, cuando las ganas de adquirir algo se hacen irresistibles y sobrepasa la conciencia de no tener suficiente dinero para sufragarlo, se evita la tentación de acudir a esta forma de conseguir dinero rápido de manera sencilla.

Lo más apropiado será tener en cuenta, antes de que lleguen las jornadas del Black Friday, los peligros que supone no hacer un uso responsable de la tarjeta de crédito.