Trabajar en una oficina tiene sus ventajas. Dicen que la motivación para realizar un proyecto está asociada con la relación cara a cara entre compañeros, y esto es así porque los equipos necesitan de lazos de calidad para formar un conocimiento tal que ayude a avanzar en los objetivos comunes, aseguran los expertos.
De hecho, en épocas prepandémicas, Marissa Meyer, líder de Yahoo!, llamó a sus empleados en teletrabajo de vuelta a la oficina. Su argumento fue que las mejores decisiones y conocimientos provienen de esas discusiones en los pasillos y en la cafetería, de conocer gente nueva y de reuniones improvisadas del grupo.
A ese conocimiento se le denomina inteligencia colectiva. Y muchos expertos en recursos humanos temen que esta se acabe ahora que la pandemia impuso el teletrabajo. Para que se dé la inteligencia colectiva es importante que confluyan tres elementos, según le dijo al diario El país Amalio Rey, director de la empresa de innovación eMOTools. El primero es tener el grupo; el segundo, la inteligencia que ese grupo genera, y el tercero, la agregación, es decir, la manera en que esas personas logran articular dicha inteligencia.
Sobre el primer aspecto, el teletrabajo ayuda a conectar a gente dispersa geográficamente, lo cual es una ventaja. Pero puede generar distancia porque las personas ya no se ven cara a cara. Por eso algunos recomiendan que, además de las reuniones formales, los colegas se encuentren por videollamada a horas fijas y con cierta frecuencia para tener una experiencia de comunicación más completa.
De acuerdo con Melanie Amaya, CEO de Amayaco, el conocimiento se comparte verbalmente en reuniones; por escrito, en correos electrónicos y mensajes de texto, o incluso por medio de audios y videos. “Si compartir el conocimiento es un acto que involucra la comunicación, los líderes deben recordar que la base de una comunicación transparente es la confianza”.
El segundo elemento, la inteligencia de grupo, es más complejo en el teletrabajo, pero si este es bien concebido y las herramientas adecuadas están disponibles se puede lograr, incluso en mayor medida que en plataformas presenciales. Así es posible estructurar la conversación para que sea eficiente e introduzca el orden que a veces falla en persona.
En cuanto al tercer factor, el teletrabajo puede permitir que se distribuya más la información y que los datos que se manejen sean de mayor calidad, según el experto. Para esto es importante que los datos se distribuyan a fin de producir mejores resultados.
Para Amaya, las personas necesitan sentir que su equipo es un espacio seguro en el cual se puede hablar con la verdad, sin miedo a represalias o a que otros se roben el crédito. Deben compartir lo que aprendieron de sus errores; cuáles fueron las soluciones que funcionaron y las mejores prácticas. Todo esto se logra con confianza. “Cuando la hay, la gente documenta sus aprendizajes y conocimientos en una plataforma virtual; colaboran con los demás compartiendo información que pueda ser útil para otros, e incluso actúan como mentores en procesos de capacitación y desarrollo del personal”.
Lo peor para los expertos sería reproducir las formas de trabajo tradicionales presenciales, sin aprovechar la tecnología. Entre los desafíos está valorar los resultados en vez de las horas calentando la silla, y adoptar nuevas formas de comunicación y recompensas. Pero también lo es evitar desventajas como las jornadas muy largas, la interferencia de los hijos y la imposibilidad de desconectarse. La respuesta estaría en contar con espacios de trabajo, de ocio o de vida familiar separados para que el teletrabajo sea productivo, y al mismo tiempo, justo.