La Revolución Industrial transformó la economía global, pero no resolvió uno de los mayores problemas del siglo XVIII: una elevada tasa de mortalidad, especialmente en las grandes ciudades, donde vivían miles de personas e intercambiaban miles de gérmenes. Un informe de "The Economist" señala cómo las medidas de higiene y en particular el lavado de manos, hoy tan necesario para combatir la covid-19, han sido claves para el desarrollo de las ciudades y del impulso económico que estas les generan a los países. Lea la nota completa aquí