Hace 100 años William Harley y Andrew Davidson fundaron una compañía fabricante de motos que, con el paso del tiempo, se convertiría en toda una leyenda. Harley Davidson, que estuvo al borde de la quiebra hace 20 años, tuvo una recuperación espectacular en los años 80 y 90. El éxito se debió a una política de mercadeo según la cual más que vender motos había que vender un estilo de vida. Una moda que fue adoptada por la generación de los baby boomers, quienes fueron rebeldes en los 60, se volvieron ricos en los 90 y expresaron su nostalgia en ruidosos paseos de fin de semana, en una versión aburguesada de la legendaria pandilla de los Hell's Angels. Pero a medida que envejecen estos clientes estrella de Harley Davidson empiezan a declinar las ventas y la empresa enfrenta el reto de cautivar a los jóvenes de las nuevas generaciones, quienes quieren cualquier cosa menos andar en motos como las de los viejos. Pocos creen que la valorización de 37 por ciento anual que registraron las acciones de Harley Davidson desde 1986 se repita en el siglo XXI.