En el proceso que se adelantó por las chuzadas del DAS ante la Corte Suprema de Justicia, el testigo estrella de la Fiscalía fue el investigador del CTI Ancizar Barrios, quien además aportó una serie de pruebas que comprometen a Gustavo Petro.
Dentro del caudal probatorio que presentó Barrios se encuentran varios documentos que toman una especial relevancia en medio del actual debate electoral. En estos se demostraría con contundencia cómo Gustavo Petro apoyó a Samuel Moreno Rojas en su aspiración a la Alcaldía de Bogotá, la cual posteriormente ayudaría a su elección como burgomaestre de la capital de la República.
En el expediente del proceso se lee que el testigo Barrios dijo: “Petro adelanta contactos con dirigentes venezolanos, quienes apoyarían a Samuel Moreno Rojas, senador, actual presidente del PDA (Polo Democrático Alternativo), y aspirante a la alcaldía por Bogotá, para el periodo 2008 – 2012, y prepara el campo de acción a la posible aspiración presidencial 2010 – 2014 “.
Existe una enorme doble moral en el discurso de Petro, pues públicamente funge como uno de los principales detractores de los hermanos Moreno Rojas, pero en privado los apoya. La visita de Juan Fernando Petro a la cárcel La Picota prueba que el vínculo entre Petro y los Moreno Rojas sigue intacto.
Las redes sociales de petristas y miembros del Pacto Histórico reaccionaron a la visita del hermano de Petro diciendo que se trataba de un “entrampamiento”. Para ellos existió una celada contra su líder, basándose en tres argumentos. El primero de ellos sería el que a los pabellones de condenados por parapolítica y corrupción llegó un documento que hablaba de perdón social, el cual tendría varias páginas y supuestamente habría sido enviado por la campaña del candidato de la Colombia Humana. Que, con base en este escrito, Iván Moreno habría solicitado una cita con Juan Fernando Petro, la cual en efecto ocurrió. Que el documento en cuestión jamás contó con la firma o aprobación de algún miembro del Pacto Histórico y que este sería el punto de partida de “la trampa”.
El segundo argumento se refiere a las declaraciones de Franklin Germán Chaparro, exalcalde de Villavicencio, quien en calidad de preso habría asistido a la reunión de seis horas liderada por Juan Fernando Petro. Chaparro habría afirmado que Petro jamás les habría ofrecido una rebaja de penas, contrario a lo que dicen otros reclusos del mismo penal que asistieron a la reunión. Un tercer argumento estaría dirigido a desvirtuar el papel de Juan Fernando Petro en la campaña de su hermano. No tendría vínculo alguno, su nexo con el candidato sería netamente familiar.
El primer argumento se cae de su peso, pues sin importar si el documento que llegó a manos de los presos de la Picota era falso o no, uno escoge con quien se reúne. ¿Por qué el señor Juan Fernando Petro decidió reunirse con asesinos, narcos y corruptos que tanto daño le han hecho al país? ¿Por qué no acercarse a mujeres cabezas de familia presas por delitos menores en el Buen Pastor que también han solicitado puntos de encuentro con distintos sectores y claman por un “perdón social”? La subsistencia de los hijos de estas reclusas depende exclusivamente de ellas, ¿esos niños no importan? ¿Será que no dan votos?
El segundo argumento, que habla de la veracidad de las palabras del exalcalde de Villavicencio, es completamente nefasto. El señor Chaparro está condenado por homicidio, ¿o acaso una persona que es capaz de matar no es capaz de mentir? Es importante resaltar que Petro sí podría darles el aclamado perdón a estos presos, si al mejor estilo Boric cierra el Senado, o peor aún, el Congreso entero.
El tercer argumento, sobre la nula participación de Juan Fernando Petro en la campaña de su hermano, es completamente falso. Gustavo Petro podrá insistir sobre ese punto, pero la evidencia es más que clara. En distintos trinos de la cuenta de Twitter del señor Juan Fernando se puede observar como él habla a nombre de la campaña de la Colombia Humana. Hay numerosos videos y audios que así lo corroboran. Es una mentira total afirmar lo contrario.
Petro tenía un total conocimiento de la situación, al punto de afirmar en las primeras declaraciones, que dio sobre el asunto a una cadena radial, acerca de Iván Moreno que “él no es narco, es parapolítico, fue corrupto. Está en un proceso muy interesante desde el punto de vista personal. Lo que Iván Moreno nos ha sugerido es ser constructores del perdón social, eso se está discutiendo en las cárceles”. El candidato Petro sabía perfectamente sobre las reuniones de su hermano, y al hablar en plural corrobora que estaba al tanto de todo.
Este episodio, quizás uno de los más oscuros que se ha presentado hasta ahora en la carrera presidencial, convierte en sede del Pacto Histórico a la cárcel Picota, no solo por los vínculos de antaño entre los hermanos Moreno Rojas y Petro, sino por las circunstancias tan sórdidas en las que se desarrollaron los hechos.