El casi simultáneo reciente colapso de dos bancos de primer nivel, el Silicon Valley Bank, SVB, y el Credit Suisse, han hecho pensar a muchos que los dos bancos emproblemados tienen raíces comunes, lo que no corresponde a la realidad. No son muchas las características que unen estos dos colapsos, aparte de haber ocurrido casi en la misma quincena y el hecho que el principal detonador de los derrumbes fue la fuga de los depósitos, pero en cada institución por razones distintas.

El caso del SVB es único, dado que dicho banco de alguna forma era también singular. Esta entidad, creada en 1983, desde un inicio concentró sus negocios en empresas emergentes del sector tecnológico. Su estrategia se enfocaba a financiar a start -ups, usualmente de las mismas empresas situadas geográficamente en el llamado Silicon Valley, al sur de San Francisco.

Tanto la inmensa mayoría de los créditos otorgados por dicho banco, como el grueso de sus depósitos, también provenían de recursos de empresas en el mismo sector. El balance del SVB hasta el año pasado en apariencia lucía sano y no parecía haber motivos aparentes para prever un inminente colapso.

Sin embargo, las agresivas políticas del Federal Reserve desde finales del 2021 de aumentar las tasas para intentar estrangular la inflación, fueron fatales para el SVB tanto por el lado de los activos como el de los pasivos: por el lado de los activos, al no haber querido o podido colocar como créditos parte importante de sus depósitos, los recursos de los depositantes fueron invertidos en bonos del tesoro a largo plazo con intereses bajos. La regla inexorable de los bonos es que al subir las tasas, los precios de los bonos baja, ocurriendo exactamente lo contrario cuando los intereses bajan. La inversión del SVB empezó a valer considerablemente menos de lo que estaba en los libros.

De manera simultánea, las empresas del sector tecnológico empezaron sentir los efectos de un entorno económico más complejo, en buena parte producto del Covid; y de la incertidumbre en la economía mundial, lo que conllevó a retirar las reservas depositadas en el SVB. La venta parcial a pérdida de los bonos del tesoro no fue suficiente para conjurar la aguda crisis de liquidez, producto del mismatch (discordancia) entre activos y pasivos. La administración del SVB, sabiendo perfectamente que el 94 % de los depósitos eran en efectivo y susceptibles a ser retirados en cualquier momento, ha debido detectar que un mismatch estaba cocinándose.

La crisis del Credit Suisse, tanto en sus orígenes como en su desenvolvimiento, es diferente a la del SVB. El banco suizo, con 167 años de existencia en la que ha habido buenos y malos momentos, arrancó con una venta masiva de acciones y retirada parcial de depósitos en el 2021, cuando la institución reportó cuantiosas pérdidas asociadas a la caída del fondo Archegos y Greensill Capital.

Tras la salida del principal ejecutivo por razones éticas, el nuevo CEO, Ulrich Koerner, llevó a cabo una revisión de toda la estrategia global del banco que no logró convencer a los inversores. Concretamente, en el último trimestre del 2021, Credit Suisse vio salir 119.000 millones de dólares de sus depósitos, además de reportar pérdidas por 7.290 millones de francos suizos.

Hace dos semanas los auditores, PWC, afirmaron tener serias reservas sobre los estados financieros del banco, lo que llevó al principal inversionista, el Banco Nacional de Arabia, a declarar que no actuaría como prestamista de último recurso. Las autoridades suizas no solo le dieron al Credit Suisse oxígeno por 50.000 millones de francos suizos, sino que obligaron al UBS a comprar dicho banco por 3.200 millones de dólares, menos de la décima parte de los que el banco valía hace un año.

En ambos bancos, la intervención era inevitable. Sin embargo, las autoridades suizas tuvieron muchas más banderas rojas que las estadounidenses. Los tenedores de los bonos de Credit Suisse se han quedado sin un centavo, lo que a la larga va a afectar la credibilidad del sistema bancario suizo.

Hoy hay insistentes rumores sobre la solidez de Deutche Bank, un banco considerablemente de mayor tamaño de SVB o Credit Suisse. Un colapso de dicho banco puede ser muy grave para el sistema financiero internacional.