Trabajar por cuenta propia es el sueño de muchos. Concebir la posibilidad de obtener ingresos bajo una modalidad de trabajo totalmente flexible y sin necesidad, en ciertos casos, de moverse a una oficina para exponerse, de paso, a dilemas citadinos como el tráfico, la contaminación, inseguridad y el estrés parecería algo muy idílico; pero, hay que admitir, que son muchas las historias que llegan como voz a voz de personas que renunciaron a sus trabajos y ahora toman las riendas de sus carreras bajo unas condiciones envidiablemente flexibles.

Las personas que, precisamente, buscan una gran flexibilidad laboral y formas menos convencionales de trabajar se sentirán atraídas por lo que ahora se agrupa en el Gig Economy, un modelo económico que impulsa a personas trabajadoras a ser parte de servicios profesionales o proyectos temporales a partir de las plataformas digitales.

Hoy día, las nuevas tecnologías han permitido una mayor expansión y cobertura sobre las interacciones en el mercado laboral, permitiéndose así una facilidad para que los trabajos temporales tuvieran un mayor dinamismo para ser considerada en la actualidad como una alternativa para quienes optan por priorizar la autonomía y la flexibilidad. De por sí, la propagación y publicación de ofertas de trabajo, desde indefinidos hasta temporales, ya dependen enormemente de aplicaciones y páginas web.

Pero, en realidad, este modelo del Gig Economy no ha surgido, de la noche a la mañana, como una nueva modalidad de trabajo en el que a un grupo de personas se les dio por probar la independencia laboral. En realidad, se le atribuye a la crisis financiera del 2008 – y un poco antes – cuando las personas tenían que recurrir a fuentes de ingreso alternativas, bien sea por la necesidad de dinero extra o por la falta de algún tipo de ingreso económico gracias a la explosión en las tasas de desempleo.

Por supuesto, la pandemia de 2020 fue otro detonante por la quiebra de millones de negocios alrededor del mundo, lo que ha contribuido a que este Gig Economy sea considerado, en ocasiones, más como una respuesta a las precarias e inestables condiciones del mercado laboral a la que se ven expuestas muchas personas; así, fácilmente viene a la cabeza que este tipo de trabajos se han expandido, en los últimos años, entre empresas que prestan el servicio de transporte, servicios de domicilios y trabajos freelance, por mencionar algunos ejemplos.

De estos, podría decirse que el más controversial es el freelance. Si bien no es tan común, a veces parece ser un salto de fe que se da más fácil en algunos sectores en los que un pequeño porcentaje de trabajadores logra triunfar y basar una parte de su dependencia económica en ello. Pero ante su gran inestabilidad, se hace importante el mantener la constancia, saber destacar frente a la competencia e interactuar incesantemente a través de plataformas digitales.

Según Hire Digital, en una encuesta publicada el pasado octubre, uno de los sectores de éxito parece ser el marketing. Allí, más de la mitad de los equipos encuestados utilizaban cada vez más el marketing bajo la modalidad de freelance en medio de la adaptación a la nueva normalidad. La mayor ventaja que resaltaron fue que al contratar freelancers, se tenía una buena gama de especialistas que podían aportar nuevas perspectivas con la capacidad de pensar sin restricciones.

Asimismo, en la valoración de las mejores opciones salariales, el primer lugar lo ocupó YouTube con el salario promedio por hora más alto con USD$61,70 al cubrir una variedad de funciones, desde la ubicación de anuncios y la optimización de videos, hasta la postproducción y la generación de estrategias. Los otros roles mejor pagados fueron estratega en marketing (USD$58,44), redacción/copywriter (USD$54,29) y diseño (USD$ 53,58).

Por otro lado, según un análisis de la revista Forbes, la revolución del freelance ha mantenido también un problema de oferta, ya que, sin aumentar significativamente la participación de este tipo de trabajadores de tiempo completo, esta modalidad de trabajo no alcanzará todo su potencial. Un ejemplo de ello está asociado a áreas tecnológicas.

Según los resultados del análisis, el patrocinio de que la mayoría de freelancers sean, por ahora, a tiempo parcial se da por tres razones fundamentales: preocupaciones sobre la estabilidad y la previsibilidad de los ingresos, el miedo al fracaso (a pesar de que existen estudios que afirman que casi el 60 % de los freelancers de tiempo completo están satisfechos con sus ganancias) y la percepción de pérdida de los beneficios patrocinados por el empleador.

De por sí, no es nada sorprendente la falta de convergencia entre las dos fuerzas del mercado laboral (oferta y demanda), y mucho menos sobre modelos laborales no tan convencionales. Es algo casi que inherente en este mercado, especialmente en las economías emergentes. Y ante la presencia de modelos de trabajo más flexibles y menos tradicionales, el reto para convertirlos en un éxito aún es enorme, por más que tengan todo el potencial de contribuir, en algunas naciones del mundo, a la reducción de la desigualdad económica.