Hoy me planteo una pregunta que me está resonando en los últimos años, ¿todavía es bien visto trabajar como loco y ser adicto al trabajo? Siento que muchos se sienten todavía orgullosos de decir que son adictos al trabajo. Les genera ansiedad no tener cosas pendientes y sacando pecho se entusiasman de decir en voz alta que tienen reuniones hasta muy tarde o que deben trabajar extra-tiempos.

Estos mismos personajes dicen con repetida euforia que no logran acallar sus pensamientos. Se acomodan más fácil en trabajar y vivir en automático a desacomodarse para hacer un rato de introspección.

Alguna vez trabajé en una empresa cuya cultura amaba los horarios extra. Era muy mal visto que la gente saliera en horario normal de la oficina, así que había que quedarse hasta tarde siempre por “si acaso”. Ahora las nuevas generaciones ven como un factor decisor para entrar a una empresa que haya horario flexible y ojalá trabajo desde casa.

Los más jóvenes no quieren tener estos horarios 24/7 y la verdad yo estoy totalmente de acuerdo. El tema se plantea complejo cuando el jefe es adicto al trabajo y quiere que su equipo trabaje al mismo ritmo que él. A mi juicio, la eficiencia no se mide por horas trabajadas, o por horas adentro de una oficina, sino por resultados y entregables. De hecho, pienso que si tienes que trabajar hasta horas muy altas, algo está fallando.

La gente necesita su espacio, conectar con otras cosas diferentes al trabajo para generar un mejor desempeño, así que pensar, en que si somos adictos al trabajo somos leídos como tremendamente importantes, es un gran error. De hecho, esas reuniones eternas que terminan a altas horas de la noche me parecen ineficientes, al final las cosas con una agenda clara y objetivos concretos ofrecen resultados mejores.

La adicción al trabajo, también conocida como “workaholism” o “workoholismo”, se refiere a un patrón de comportamiento en el que una persona tiene una necesidad compulsiva de trabajar y dedica la mayor parte de su tiempo y energía a su trabajo, a menudo a expensas de su salud física y mental, así como de sus relaciones personales y familiares.

Está claro entonces que además de poner en riesgo el ambiente del equipo, el desempeño y la motivación, el adicto al trabajo tiene riesgos individuales asociados con su exceso laboral. Algunos pueden ser:

Estrés y agotamiento: la necesidad constante de trabajar puede generar altos niveles de estrés y agotamiento emocional, lo que puede afectar la salud física y mental de la persona. La falta de tiempo libre y de actividades recreativas puede aumentar los niveles de cansancio y disminuir la capacidad de recuperación de la persona. El cortisol se dispara por el stress generado y el insomnio puede ocurrir de manera recurrente, lo que hace que el cansancio sea cada vez mayor.

Problemas emocionales: las personas adictas al trabajo pueden experimentar sentimientos de ansiedad, depresión, aislamiento social y falta de autoestima. Adicionalmente, es más fácil caer en el síndrome del impostor y en obsesiones por la comida, la bebida, el tabaco o cualquier tipo de “relajante” de fácil uso.

Imposibilidad para desconectar: dado que no logran desconectarse del trabajo, no disfrutan de su tiempo libre. Esto puede generar un círculo vicioso de estrés y ansiedad, ya que la persona no puede relajarse y descansar, tiende al sobre pensamiento y no puede dejar de ver su celular de manera casi permanente. Jamás para y es imposible pedirle unos minutos de silencio consigo mismo.

Que sea este un momento para parar y dejar de normalizar lo que no es normal. Es importante aprender a equilibrar el trabajo con la vida personal y dejar fluir la vida, de manera que siempre haya posibilidad de vivir las pasiones personales sin descuidar lo profesional. ¿Crees que eres adicto al trabajo?, ¿qué es lo primero que haces al abrir los ojos en la mañana?

La palabra clave es balance.

Casi todas las cosas volverán a funcionar si las desenchufas por unos minutos… Incluso tú (Anne Lamott)