Lo que está sucediendo en Venezuela es de locos, a quince horas del diez de enero no se sabe quién va a terminar posesionándose como presidente de ese país. Los vientos de democracia y la libertad parecen estar del lado de Edmundo González Urrutia.
Aunque el Gobierno de Nicolás Maduro trata por todos lados de mostrarse fuerte y tranquilo, el desespero es evidente. Ya ni entre ellos están confiando.
La comunidad internacional ha venido presionando este cambio. González Urrutia se ha reunido con Javier Milei en Argentina y Joe Biden en EE. UU., también estuvo en Panamá, donde dejo las actas de la elección en custodia en el Banco Central de Panamá.
El camino que falta es duro, Edmundo debe llegar a Venezuela donde seguramente no lo van a dejar entrar. Planea hacerlo desde República Dominicana acompañado por nueve expresidentes latinoamericanos, uno de ellos Andrés Pastrana.
Cuando lean esta columna ya habrán pasado las manifestaciones del nueve de enero convocadas por María Corina Machado, la verdadera líder y cabeza de la oposición. Aspiro que haya sido apoteósica, si fue así, más susto deben tener los miembros del régimen chavista porque deben pensar que su fin está cerca.
La comunidad internacional claro que ayuda y presiona, pero la realidad es que deben ser los mismos venezolanos desde adentro los que deben propiciar el cambio. Si algunos sectores no cambian de bando, será muy complicado hacer justicia y recuperar la democracia.
Colombia, junto con México, son los únicos países que siguen apoyando al dictador Maduro y su trampa electoral, tan es así que, aunque Gustavo Petro ya dijo que no asistiría a la posesión, si va a enviar al embajador como representante de Colombia a esta. Es aterrador que sigamos en este juego, es demasiado evidente la trampa, por eso Colombia debería romper relaciones con Venezuela como lo ha hecho Argentina, Paraguay, Chile, entre otros.
Lástima que el Gobierno colombiano esté hoy en día en la misma orilla ideológica de Maduro y su régimen, porque la entrada de Edmundo debería ser desde acá. Si cae Nicolás Maduro será un golpe mortal para Petro, termina perdiendo un aliado bastante valioso.
Desafortunadamente, no hay una encuesta que nos diga cómo están las apuestas entre Maduro Y González para el viernes. Me imagino, debe estar Maduro por encima, nada más el hecho que para González haya una opción, así sea mínima, es ganancia.
Yo pienso que por primera vez existe una probabilidad que el régimen se acabe, que salgan volando Maduro y sus secuaces buscando escondederos a peso. Hay mucha presión, Venezuela está caliente.
Para Colombia sería muy importante que Maduro caiga, se podría reactivar el comercio y la frontera volvería a renacer, pero lo más importante es que Venezuela dejaría de ser el escondite de cuanto maleante y narcoguerrillero haya. Acordémonos que a principios del siglo llegamos a tener un comercio de más de US$7.000 millones, hoy tristemente no se llega a los US$1.000 millones.
Adicionalmente, podrían volver a su patria gran cantidad de los venezolanos que viven hoy en día en Colombia.