Hoy día ser vegetariano o vegano viene siendo una elección personal impulsada por la búsqueda de una dieta más saludable y/o, incluso, por una creciente conciencia sobre diversos problemas ambientales. De hecho, la pandemia también dio lugar a que muchas personas, en medio del confinamiento, empezaran a diversificar sus hábitos alimenticios.
No obstante, no ha sido una tendencia que ha crecido sólo de la mano de la demanda. Cada vez son más las empresas que hacen, bien sea una transición de sus productos hacia una alimentación sostenible, o el lanzamiento de nuevos segmentos de producto en su portafolio con opciones más saludables o hasta totalmente veganas. En realidad, actualmente la variedad que podemos encontrar es mucha.
Según un informe de Research & Markets, los beneficios en salud y el impacto positivo en el medio ambiente se convergen en una industria que hoy mueve unos USD 14.000 millones aproximadamente, pero que para el año 2050 se espera que alcance los USD 1,4 billones. Así, al 2022, se han obtenido algunas cifras de gran interés que muestran un panorama mundial que parece prometedor para los próximos 30 años.
Por ejemplo el 22 % de la población mundial es vegetariana, una población que tiene hasta un 12 % menos de incidencia de cáncer, un 40 % menos de probabilidades de sufrir enfermedades del corazón y un 50 % menos de probabilidad de tener diabetes tipo 2 a comparación de las personas que consumen carne. Si se pudiera dar un cambio global a una dieta vegetariana se podría ahorrar hasta USD 1 billón anualmente, pero India por ahora vendría siendo el país que tiene el 40 % de su población con una dieta vegetariana, lo que le convierte en el país con mayor número de vegetarianos.
Y si se consultan algunas cifras del crecimiento sobre la población vegana, India sigue a la delantera. Según una encuesta realizada por Statista, en 2019 la población que se consideraba vegana llegaba a un 4,2 %, mientras que para 2021 y porcentaje creció al 13,4 %. En el ranking le seguirían países como China, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, mientras que en la región latinoamericana aparece México y Brasil con un 2 % y 1,5 % respectivamente.
Este incremento, especialmente en las economías desarrolladas, podría traer beneficios a todo el planeta. De hecho, si se lograra que el mundo dejara de consumir carne, en 15 años se podrían reducir las emisiones globales de carbono en un 68 % y salvar a la Tierra del calentamiento global según algunos estudios de la Universidad de California y la Universidad de Stanford. Y vale la pena resaltar que es sólo el supuesto de la eliminación del consumo de carne.
Del lado de Colombia, Kantar determinó que 1 de cada 10 hogares consume productos veganos, siendo los departamentos más dinámicos Cundinamarca, Antioquia, el Eje Cafetero y Santander. Por su parte, el segmento de leches vegetales que abarca almendras, avellanas, marañón y soya es un producto de mayor adquisición por parte de los estratos socioeconómicos 5 y 6, con un gasto aproximado de $21.312 millones para el año pasado.
El tema es que este tipo de productos, tanto los vegetarianos como los veganos (especialmente estos últimos), suelen ser mucho más costosos que los productos de origen animal. Varias investigaciones de años anteriores de Nielsen mostraban que gran parte de los colombianos estaban dispuestos a pagar más por los alimentos que tenían algún beneficio nutricional.
Pero si se evaluaran las mismas posibilidades en una época como esta, en donde la inflación no parece dar marcha atrás, el poder adquisitivo real sobre este tipo de productos sería ahora mucho más bajo y se vería una reducción en el número de colombianos que estaría dispuestos a pagar más por este tipo de productos.
Lo cierto es que hay un buen porcentaje de compradores de estos productos que ha evidenciado una mejor en su salud y que, podría decirse, han creado una dependencia sobre algunos de estos por lo beneficiosos que suelen ser. Según un estudio de gastroenterología y hepatología, el 80 % de los adultos en el país tiene mala absorción a la lactosa, por lo que sustituir la leche y sus derivados con productos a base de leche de almendras, leche de coco, leche de soja y demás relacionados se vuelve crucial y algo demandado en el día a día, a pesar de que son de los productos más caros en el mercado vegetariano/vegano.
Así, la ola inflacionaria afectaría tremendamente los bolsillos de este segmento de la población. De por sí muchos de estos productos se perciben como altamente costosos y con el estallido inflacionario es de esperar una pronta subida sobre el precio de los productos veganos, especialmente.
De cualquier manera, reducir el consumo de carne y aumentar el consumo de vegetales y frutas es fundamental para una dieta más saludable. Incluso vale la pena resaltar el consumo de granos ya que la lenteja y el garbanzo son alimentos básicos en la canasta de vegetarianos y veganos por su gran versatilidad para diversificar sus recetas a un precio muy bajo. Y con la dinámica inflacionaria en la que está Colombia, el incremento en el consumo de este tipo de productos saludables será hasta algo intrínseco si siguen subiendo los cárnicos, lácteos, huevos, y otros productos básicos para los hogares colombianos.