Primero que todo, es pertinente aclarar que el hidrógeno verde, que se extrae del agua por electrólisis sin generarse residuos más que el oxígeno, solo puede denominarse “verde” cuando es producido por fuentes exclusivamente limpias y renovables, como la hidráulica, le eólica y la solar. Algunos lobistas, en representación de grandes intereses de los combustibles fósiles, han tratado de que se admita como “hidrógeno verde” aquel producido con electricidad que a su vez se produce con carbón o gas natural. Esto es un engaño, y en este caso se debería denominar hidrógeno azul o gris, que son aquellos hidrógenos que se producen a partir del carbón o del gas natural.
En reciente artículo en el diario La República, el analista de la firma BCG, Leonardo de Lella, afirma que de acuerdo con los análisis realizados por esta firma, “se requerirán 380 millones de toneladas por año de hidrógeno bajo en carbono y combustibles derivados para restringir el calentamiento global a 2 ºC. Alcanzar la meta establecida en el Acuerdo de París de limitar el incremento a 1,5º C, demandará 565 millones de toneladas por año”. De Lella afirma que “En Colombia, el costo de producción de hidrógeno verde estaría hoy entre US $ 4 y US $ 8 por kilo”.
Hoy, el costo del hidrógeno verde sencillamente no es competitivo. Según el portal Bloomberg: “Generar energía eléctrica con hidrógeno es 3 veces más caro que con carbón”. En relación con el transporte, un vehículo de pila de combustible puede albergar entre 6 y 7 kilogramos de hidrógeno en su depósito, y tiene un consumo aproximado de 1 kilogramo por cada 100 kilómetros. Así, dicho vehículo con hidrógeno como combustible, dispondría de una autonomía aproximada de entre 600 y 700 kilómetros. Si promediamos el costo de producir el kilo de hidrógeno en 6 dólares por kilo, un viaje de 600 kilómetros puede costar 36 dólares. Si este viaje se hiciera en un vehículo eléctrico, se utilizarían en promedio 13 kilovatios hora de energía eléctrica, que a un costo de 2,50 dólares haría que el viaje costará 15 dólares. El hecho es que el costo actual de tener un carro que utilice hidrógeno verde es dos veces y media más alto que el de un coche eléctrico.
Pero el problema con producir hoy hidrógeno verde a precios competitivos es aún mucho más grave: un reciente artículo del Financial Times (mayo 21/23), señala que de las inversiones necesarias para producir hidrógeno verde, que son de 20 trillones de dólares, solo se han concretado el 0,15 % de estas inversiones. Tratándose de cifras colosales, el pensar que en Colombia podemos hacer las inversiones en tecnología que a su vez disminuyan de manera importante el costo de producir el hidrógeno verde es una quimera. Otra afirmación que no pareciera tener un respaldo científico es pensar que en Colombia tenemos ventajas comparativas y competitivas para producir el hidrógeno a muy bajo costo: agua hay por todo el mundo; y muchos países, con mayor intensidad de vientos y radiación que el nuestro, están en mejor capacidad de producir este hidrógeno a precios sustancialmente más competitivos. Finalmente, ¿de dónde van a salir los 6.000 millones de dólares para entrar en el negocio del hidrógeno verde en Colombia si dentro de muy poco estaremos importando gas y petróleo?
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Apostilla: Como bien lo anunció El Tiempo en su edición del pasado domingo, hay un millonario y turbio negocio detrás de los patios de tránsito. Lo importante para desbaratar esta tramoya, alianza entre privados y el distrito, es desmontar drásticamente el número de infracciones por las cuales se autoriza a las autoridades a llevarse los vehículos a los patios. Contrario a lo que afirma la Secretaría de Movilidad de la ciudad, es mucho más el problema que causan las inmovilizaciones y las llevadas a los patios, que lo que solucionan en materia de movilidad. Es bastante mejor pensar en los cepos que inmovilizan los vehículos y que, bajo el pago de la multa, pueden ser removidos de manera inmediata.