Hace un par de años solo hablábamos de reinventarnos. Era una palabra que, obligados por la pandemia que nos encerró a entender que no controlamos nada, decidimos usar repetidamente para mostrar que no podíamos seguir igual.
Ahora, la palabra favorita es incertidumbre. No sabemos qué va a pasar, no podemos planear como hacíamos hace algún tiempo, tenemos normalizados conceptos que no deberíamos y estamos como quietos esperando si las cosas orgánicamente mejoran.
Y es que, en el mundo actual, las organizaciones y los líderes se enfrentan a un entorno cada vez más complejo y cambiante. Este entorno se describe a menudo con el acrónimo VUCA, que significa Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad. Pero, ¿sabemos en realidad qué implica cada uno de estos términos y cómo pueden las organizaciones adaptarse para prosperar en un ambiente así?
Si vamos a cada concepto, la volatilidad se refiere a la naturaleza y la dinámica del cambio, así como a la velocidad a la que ocurren. En un entorno volátil, los eventos pueden ser inesperados y rápidos, lo que requiere que las organizaciones sean ágiles y capaces de adaptarse rápidamente a nuevas circunstancias. En un país como el que tenemos hoy somos absolutamente volátiles.
De otro lado, la incertidumbre implica una falta de previsibilidad y la dificultad para entender lo que está sucediendo. En un ecosistema incierto, la información puede ser incompleta o poco clara, lo que dificulta la toma de decisiones. Las organizaciones deben desarrollar la capacidad de gestionar la incertidumbre mediante la recopilación de datos relevantes y la creación de escenarios para anticipar posibles futuros. Anticiparse es la clave, tener un equipo que permita las discusiones y pensar diferente hace que se encuentre esa luz al final del túnel.
Si hablamos de complejidad se refiere a la multiplicidad de factores que afectan a una organización y la interconexión entre ellos. Cuando el entorno es complejo, las relaciones de causa y efecto no siempre son claras, y las soluciones simples pueden no ser efectivas. Aquí es relevante fomentar la colaboración entre diferentes áreas para abordar los temas. Volverse simple, volver básico y práctico, lo que parece más complejo.
Terminando con los conceptos VUCA, la ambigüedad se refiere a la falta de claridad sobre el significado de los eventos. En un entorno ambiguo, las situaciones pueden ser interpretadas de múltiples maneras, lo que puede llevar a confusión y malentendidos. Los buenos líderes deben dar línea y tratar de dejar de navegar el gris. La ruta no siempre es tibia, hay que tomar decisiones.
Para prosperar en un entorno VUCA, las organizaciones pueden adoptar varias estrategias, aunque personalmente no creo en una sola fórmula mágica. Lo resumiría en cuatro factores clave: la agilidad de adaptación, la innovación continua, el liderazgo real y el sentido de equipo.
La agilidad implica ser capaces de cambiar rápidamente de dirección en respuesta a nuevas circunstancias. Así de fácil y de difícil. Muchas veces las empresas tardan mucho en aterrizar las cosas a los contextos de negocio, al mercado. Hay que salir de los formatos en Canva o PowerPoint para ir a ver lo que pasa en la vida real.
Es aquí donde aparece la innovación continua. Esa permanente forma de pensar diferente. El escenario de la silla vacía donde me imagino a un contradictor diciendo que pensaría de la situación es ideal para pensar mejor.
De otra parte, hay que desarrollar líderes que puedan manejar el estrés y la incertidumbre, y que inspiren confianza en sus equipos. Que inspiren siendo consistentes entre lo que dicen y lo que hacen.
El ambiente VUCA presenta desafíos significativos, pero también oportunidades para aquellas organizaciones que estén dispuestas a adaptarse y evolucionar. Resalto el concepto de agilidad desde repensarnos en la flexibilidad organizacional, la cultura interna y el sentido de propósito. En este momento, con un ambiente más que VUCA, necesitamos gente con capacidad de resiliencia, de entender el bosque y no de ver árboles y con un propósito que sea realmente colectivo.
Aquellos que solo piensan en sí mismos y su brillo, hay que modularlos para que no frenen al equipo. Agilidad y respuesta a un ambiente VUCA son necesarios no solo para construir resultados en las organizaciones, sino para construir país y futuro.