Iba de viaje para Quito a un evento de Diversidad e Inclusión. En el camino alcancé a ver algo del partido y compartir con el conductor lo cracks que son estas niñas de la Selección Sub-17. Son realmente increíbles, es que uno nunca las ve quietas, son realmente unas duras, me dijo el conductor.
Me decía que nunca pensó que las mujeres podrían jugar mejor que los hombres, refiriéndose a los logros de la selección masculina. Después de la serie de penaltis y de ver que pasamos a la final casi nos abrazamos con el conductor y nos sentimos felices por tener una buena noticia para el país.
Recordé un video de hace algunos años donde les preguntaban a algunas personas como era “correr como niñas” y por supuesto la mayoría corría como si estuviera sobre una canasta de huevos. Las cosas evidentemente ya no son así y hay que ver que el mundo de verdad está cambiando.
Ver el mundial sub-17 y a esta selección colombiana que por supuesto no ha tenido el mismo apoyo que otros deportistas es aún más gratificante. No es justo, claro que no es justo, la manera como las apoyan, pero ellas están abriendo puertas para muchas más niñas y esto es doblemente increíble.
Lo que me termina de impactar es como muchos más colombianos, hombres y mujeres están siguiendo a las “niñas” y les digo niñas desde el cariño, desde la admiración. Hasta hace muy poco tiempo no eran muchos los seguidores del futbol femenino. Hoy hay memes rodando por todo lado buscando que a Linda la dejen jugar en la selección masculina.
Más allá de la fortaleza y resiliencia de este equipo increíblemente talentoso está la observación de que algo si está cambiando. Sin importar la edad la gente está apoyando a una selección de mujeres, está entendiendo que hay que apoyarlas y tal vez algunos están razonando más el feminismo como un movimiento y una actitud de reivindicación que en contra de los hombres.
Desde las organizaciones debemos ver los cambios. Darle las herramientas correctas a las nuevas generaciones para que el empoderamiento no sea acabar con todos los seres masculinos, sino potenciar el talento, la actitud positiva, la colaboración.
Esta noticia me dio una buena opción de hablar de otras cosas con mi hija adolescente. El sábado pasado llegó llorando de un concierto porque a ella y a cuatro de sus 10 amigos les robaron el celular. Lo más triste es que la situación se normaliza, la policía no le dio nada de importancia, los chicos tristes y con la frustración de un robo no sabían qué hacer y la vida siguió como si nada.
No podemos normalizar ni pensar es que “como se le ocurre llevar celular”, algo está muy mal de verdad muy mal para que el robo y la inseguridad se vuelvan culpa a los ojos de todos, de la víctima.
Así que gracias a Linda, Gabriela, Jessica, Luisa Fernanda (de solo 15 años) Ana maría y al resto del equipo tuve una buena excusa para tener un dialogo donde no todo es malo y un grupo de chicas perseverantes, disciplinadas y con ganas llevan en alto el nombre de un país que hasta hace poco no las apoyaba.
Gracias a Carlos Paniagua por cuidar de las chicas, por permitirles que entiendan como jugar en equipo.
Estas chicas nos dieron un aire. Algo diferente para hablar en días donde a veces no sabemos donde encontrar cosas positivas para sonreír. No me importa ya si ganan o no, lo que tenían que hacer lo hicieron de sobra.
Solo nos queda que los premios que les darán y las protestas contra la Federación no se queden en la anécdota. Hay que apoyar el talento sin importar el género, ni el color, ni la edad. ¡Gracias equipo, yo quiero correr y jugar como niña!.