En cuanto se supo cuánto iba a ser el aumento del salario mínimo para este nuevo año, una gran cantidad de personas empezaron a sacar cuentas sobre su nueva capacidad de gasto, y para qué va alcanzando en medio del incremento del IPC. Y ahora que nos enteramos que la inflación cerró en un 13,12 % en 2022, la inflación más alta en los últimos 21 años, los colombianos no paran de seguir haciendo cuentas bajo la constante preocupación en que el costo de vida nacional no tiene expectativas de bajar este 2023.
Pues bien, uno de los aspectos más consultados viene siendo qué tanto se modificarán ahora los planes de los hogares colombianos para comprar vivienda. Por supuesto, lo más usual es que estos sean planes a mediano y largo plazo, pero parece ser que para muchas personas el panorama se vuelve mucho más nublado cuando se le suman las altas tasas de interés que se ven ahora para los créditos hipotecarios o en alternativas como el leasing habitacional.
A nivel regional, según el estudio realizado por el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella en Argentina, hasta el segundo semestre de 2021 las ciudades que tuvieron el metro cuadrado más costoso en América Latina fueron Santiago de Chile (Chile) y Buenos Aires (Argentina). En el caso de Chile se necesitan unos USD$ 206.000 y en Argentina cerca de USD$ 156.000 promedio.
En Colombia, según el mismo estudio, se necesita un presupuesto de aproximadamente USD$ 73.300 (hoy día alrededor de $360 millones) para adquirir una vivienda superior a los 60m2. Claro es que todo depende también de la ciudad y el sector dado que, por lo menos en Bogotá, hay proyectos de apartamentos en estrato 3 que no superan los 50 m2 de área privada y tienen valores que superan los $350 millones, por solo mencionar un ejemplo de las tantas combinaciones posibles.
Asimismo, los aparta estudios son algunas de las opciones que se están volviendo más accesibles. Dado que rondan los 21-28m2, el precio de estas unidades es mucho más bajo que el promedio señalado por el estudio. Así, esta podría ir consolidándose como la opción preferente en materia de inversión, especialmente cuando se ubican en sectores estratégicos como los universitarios.
Pero cuando se habla de habitar la vivienda, es palpable la frustración que se percibe en la población al encontrar opciones bastante costosas, con espacios cada vez más pequeños - que obligan a un aumento de los espacios compartidos/comunales como la lavandería - y bajo opciones de financiamiento aún más costosas.
De hecho, un estudio de 2021 de Fotocasa, un portal inmobiliario europeo, aseguraba que incluso los bajos salarios de la población más joven, es un factor que dificultaba desde la adquisición de una vivienda propia hasta el proceso de mismo de independencia o emancipación. De los jóvenes menores de 35 años encuestados, el 70 % tenía muchas expectativas de vivir en una casa de su propiedad dentro de los próximos 5 años, pero más de la mitad afirmaba que su situación laboral y económica era un enorme impedimento.
El tema es que los jóvenes desean poder acceder a una vivienda propia con la misma facilidad que lo hicieron generaciones anteriores, pero las condiciones del mercado inmobiliario han cambiado monumentalmente, y la imposibilidad de ahorrar bajo los panoramas inflacionarios actuales dificulta hasta lidiar con los costos de las cuotas iniciales actuales, mientras que las tasas de interés tan altas de los créditos para vivienda aumentan la aversión al endeudamiento, especialmente en el sector más joven, que se ha vuelto más pesimista entre lo calculador y racional.
No obstante, no deben perderse de vista las oportunidades y/o ayudas que pueden ser una voz de esperanza para quienes buscan adquirir su vivienda propia. Y es que la clave para comprar, ahora, es el conocimiento. Una combinación entre aprender sobre el mercado, su presupuesto, opciones de financiamiento, y la posibilidad de ayudarse con los subsidios disponibles por el gobierno nacional puede hacer menos tormentosa esta odisea inmobiliaria.
Con el aumento del salario mínimo también se viene un aumento en una serie de beneficios otorgados hoy día desde el gobierno nacional. Por ejemplo, el tope del inmueble para aplicar al subsidio Mi Casa Ya que se entrega por parte del Gobierno sube de $150 millones a $174 millones, pudiendo acceder a un subsidio que varía desde los $23,2 millones hasta los $34,8 millones. Asimismo, ayuda bastante una adecuada y juiciosa planeación de la cuota inicial para disminuir el porcentaje a financiar a partir de ahorros, y el uso de las cesantías.
Lo que sí esperan los expertos es que, irremediablemente, el sector se vea impactado negativamente a nivel nacional por una realidad marcada por una alta inflación, altas tasas de interés, una carga tributaria más alta y una ralentización económica. Ante ello, podría verse una mayor apuesta por viviendas de interés social y unidades habitacionales que sacrificarán metros cuadrados para dar mayor asequibilidad a los hogares colombianos.
Nos quedamos cortos al hablar que acceder a vivienda propia es un privilegio de pocos colombianos, con ingresos medios o altos, con capacidad de ahorro, con educación financiera, y otra serie de prerrequisitos que hacen que tener una vivienda propia la gran mayoría de veces no sea sólo una odisea sino un lujo.