Las recientes declaraciones del vicecanciller ruso son motivo de preocupación para Colombia y para América Latina. Dijo que “no podía confirmar ni excluir la posibilidad de que Rusia establezca una estructura militar en Cuba y Venezuela”. Hoy ratificó su posición al respecto afirmando adicionalmente que en el contexto actual de la situación, Rusia piensa en cómo garantizar su seguridad.
De acuerdo con información que ha salido ha relucir ante la opinión pública, Venezuela estaría desde hace varios años fortaleciendo su capacidad militar, no solo con misiles y municiones rusas sino también provenientes de Irán. Tendrían ahora aproximadamente unos 6500 misiles de largo alcance, cifra que podría ser bastante superior teniendo en cuenta que el régimen de Maduro se caracteriza por ocultar información, práctica usual de las dictaduras.
El atentado al presidente Iván Duque no podemos considerarlo a estas alturas como un hecho aleatorio. Justo se dio en la zona limítrofe con Venezuela, por lo que no es nada descabellado pensar que Maduro y sus secuaces tengan relación con el hecho. La presencia de espías y seguimientos al presidente Duque por la dictadura son un hecho público.
Tanto para Venezuela como para Rusia una guerra resultaría costosa y desgastante. Tienen la capacidad bélica y presupuestal para iniciar un conflicto con Colombia, pero no cómo sostenerlo en el tiempo. Lo que sí les resultaría más sencillo y bastante más barato sería poner un presidente en Colombia que sea su amigo y garantice sus intereses. Me refiero a Gustavo Petro.
La injerencia rusa en las elecciones de 2016 que perdió Hillary Clinton en Estados Unidos está sobradamente probada. La intervención de los servicios de inteligencia rusos así como sus ciberataques dieron a Trump la ventaja que necesitaba para ganar. En Colombia estamos muy cerca de que pueda suceder lo mismo, de eso no hay duda.
Las razones son varias, siendo la más poderosa que Ecopetrol es una amenaza para los intereses de Rusia, pues Europa depende absolutamente del gas que este país le provee, lo cual le da a Putin no solo poder económico, sino también político sobre el Viejo Continente. Ecopetrol, al igual que otras compañías similares en todo el mundo, representa un problema para Rusia, pues ofrece una alternativa a Europa frente a un posible desabastecimiento de gas.
Los servicios de inteligencia colombianos han logrado establecer que espías rusos llevan años estudiando nuestra infraestructura petrolera y la industria del gas de nuestro país. Estos infiltrados han pagado miles de dólares por información confidencial del sector minero energético a empresarios y asesores expertos en el tema. Además de dinero, a algunos les han ofrecido trabajar para el Kremlin. Otros muy seguramente ya lo estén haciendo.
Para Rusia los anuncios de Gustavo Petro de acabar con la industria petrolera de nuestro país son más que bienvenidos. Le solucionan varios problemas, entre ellos una muy costosa y casi imposible operación militar en la región, el fortalecimiento del régimen venezolano y lo más importante, la posibilidad de ejercer un bloqueo sobre Europa.
En la más reciente visita a España del candidato de la Colombia Humana, fue más que evidente que fueron los amigos de Rusia los que le tendieron el tapete rojo. Me refiero de manera específica a los independentistas catalanes, así como sus aliados, los señores de Podemos. La recepción de Sánchez no sorprende teniendo en cuenta que se trata del peor gobierno que ha tenido España en años. Los empresarios, asustados, se reunieron con él porque necesitaban conocer el tamaño de la bestia.
A la hora de elegir debemos votar por candidatos que ante todo respeten y hagan respetar nuestra soberanía, sin interferencias de gobiernos ajenos al nuestro. Cuando Petro habla de la no exploración de petróleo y gas más que hablarles a los movimientos ambientalistas se dirige a Rusia. Entonces es fácil entender por qué tanta insistencia en su discurso “ecológico”.