Complejo y desafiantes. Eso fue la respuesta que me dio el dueño y CEO de una empresa familiar cuando le pregunté cómo era liderar equipos de diferentes generaciones (dado que él tiene incluso a sus nietos ya trabajando en la organización, consideré muy enriquecedora su respuesta).

Hoy los líderes son diferentes, me confirmó, yo no sé si es peor o mejor, pero sí me acuerdo bien de que persistíamos y aguantábamos más. A veces ya no sé cómo hablarles a los más jóvenes, me confirmó con algo de preocupación.

Le dije que la famosa frase “todo tiempo pasado fue mejor” normalmente nos gusta a los más viejos. Es obvio, normal y procedente. La mejor etapa es la que uno mismo considera fue mejor, así que jamás nos pondremos de acuerdo.

Hoy es la primera vez en la historia de la humanidad que hay cuatro o cinco generaciones trabajando juntas y es un buen momento para entender que si no observamos las motivaciones de otros, no vamos a poder influenciar. Hoy los líderes no son solo jefes y los más fuertes en la pirámide organizacional, sino aquellos que tienen la real capacidad de influenciar y lograr resultados a través del trabajo de otros.

Es así como aparece el liderazgo transgeneracional que se define a partir del efecto que un determinado modelo de liderazgo ejerce sobre una generación, y como cuando esta pasa, su impacto permanece y continúa siendo un modelo o plataforma para las siguientes generaciones que nunca olvidan los parámetros originales del liderazgo que los rige.

Este tipo de liderazgo se beneficia al poner énfasis en comprender y responder a las necesidades individuales, a los motivadores de cada uno de los miembros del equipo, independientemente de la generación a la que se pertenezca. Este enfoque fomenta la empatía, la comunicación efectiva, la inclusión y el crecimiento personal.

Un líder transgeneracional debe ser capaz de inspirar y motivar a cualquier persona, independientemente de su edad. Cada individuo tiene necesidades y aspiraciones únicas que deben ser reconocidas y atendidas para fomentar un liderazgo efectivo. Es muy importante para este tipo de líder que se concentre en los puntos de intersección y no en los puntos de diferencia. En la búsqueda de propósitos colectivos o fines comunes que afiancen la unión.

Aquí es evidente entonces que la empatía es una habilidad fundamental en el liderazgo transgeneracional. Al ponerse en el lugar de los demás, los líderes pueden comprender las perspectivas, las motivaciones y los desafíos de cada generación. Esto crea un entorno de trabajo donde se valora y respeta la diversidad de manera genuina, lo que a su vez fomenta la colaboración y la comprensión mutua.

Otro factor fundamental es encontrar canales apropiados de comunicación. Cada generación puede tener preferencias y estilos de comunicación diferentes, y los líderes deben ser capaces de adaptarse y de ser asertivos con el mensaje para que cada uno se apropie de lo que realmente interesa en el mensaje. Ser claros y directos es una buena forma.

Todo esto implica la creación de una cultura basada en una cultura con características específicas, patrones de comportamiento validados y compartidos y un compromiso que va mucho más allá de su sueño individual.

Son muchos los retos por hacer entonces. Entender los motivadores de cada generación se vuelve complejo, pero la primera gran clave es no entrar a juzgar los comportamientos. He escuchado más de una vez decir que la “generación de cristal” no aguanta nada, y es muy posible que muchos no. Pero al final, para gustos hay colores, así que seguramente también se encontrarán muchos millennials y centennials perseverantes, aguerridos y con ganas de cumplir sus sueños y meterle el trabajo que cumplirlos requiere.

Los seres humanos somos una mezcla de luz y sombra sin importar la edad y los buenos líderes están llamados a entender esas diferencias. Hoy el mundo se mueve por inspiración y eso es lo que hace un líder que trabaja de manera exitosa con varias generaciones y construye un propósito común. ¿Conoces alguno?