El afán de mostrarse competente y eficiente hace que los trabajadores terminen —muchas veces— teniendo conductas perjudiciales para las empresas y para el entorno laboral. Por eso se debe propiciar la sana competencia entre pares, poniendo metas y objetivos claros y realizables.
Ese mal comportamiento de algunos trabajadores se ve reflejado así:
1. Buscar los resultados a cualquier precio. Esto es inconveniente, ya que muchas veces se termina pisoteando a compañeros o cogiendo atajos poco santos.
2. La incapacidad de delegar, problema grande que tienen muchos directivos que quieren hacer todo, estar en la jugada. Esto termina marchitando el trabajo en equipo y la posibilidad de crecimiento laboral de sus subalternos.
3. Recompensar y felicitar las largas horas de trabajo. Las horas de trabajo no son directamente proporcionales a la productividad de los empleados. El descanso es necesario para despejar la mente y hacer mejor las labores.
4. Promover la cultura de la inmediatez. La respuesta instantánea o la solución a la carrera terminan generalmente siendo menos efectivas que las hechas en raciocinio y cabeza fría.
5. Otorgar beneficios en el corto plazo. Esta política parecida a la cultura narco, de buscar tener todo muy rápido, genera comportamientos poco deseables.
6. Estar siempre disponible. Las personas necesitan descanso, desconectarse del trabajo, pasar tiempo en familia y no estar todo el tiempo pendiente de una llamada del trabajo.
7. Enfocarse solamente en resultados. Esto es un error. Se deben mirar más bien los procesos, si estos se llevan a cabo. Los resultados llegan.
8. Hacer nombramientos por género. Esta es una conducta que últimamente se ha generalizado. No se miran solo las competencias de quien se va a nombrar, sino que se le da un mayor peso al género. Esto lleva a no tener el mejor equipo de trabajo y a generar inconformismo. Se pierde talento.
9. Fomentar al adulador o al yes man. Esta es una conducta que termina cegando al jefe de su mal o deficiente desempeño.
Las relaciones interpersonales dentro de las compañías son muy complejas. En oportunidades se parecen a una jungla donde el más fuerte o más osado es el que termina triunfando. Los comportamientos anteriormente señalados hacen estas relaciones más complejas. Cuando el jefe las promueve y las utiliza como arma de trabajo, genera ambientes hostiles y poco productivos.
Por eso es que es tan importante buscar que el trabajo en equipo sea una política primordial de la compañía. Fomentarlo y dar beneficios conjuntos genera equipos de más alto rendimiento y resultados.
Las malas conductas o conductas tóxicas dentro del trabajo pueden terminar en actos de corrupción para lograr resultados de acoso laboral, para pisotear a la competencia o al subordinado.
Todos estos comportamientos se ven tanto en el sector privado como en el sector público. En este último, con un agravante: generalmente los jefes no tienen la posibilidad de escoger su equipo de trabajo. Este ya está contratado o se lo contratan por temas de cuotas burocráticas o de acuerdos de gobernabilidad. En el sector público se tiende a buscar resultados más rápido. Esto puede llevar a potencializar las malas conductas.