En la medida en que la pandemia parecía difuminarse en diferentes épocas durante el año pasado, muchas personas nos imaginábamos un posible retorno al trabajo después de la segunda dosis, y con una alta probabilidad de volver bajo el uso del tapabocas o cumpliendo un estricto protocolo del distanciamiento social. Sin embargo, ya después de los frutos que rindió la vacunación y una decadencia en las olas de contagio, el panorama es totalmente diferente y son muchas las empresas que están retornando a trabajar presencialmente.
No obstante, como una publicidad voz a voz, empezó a suscitarse la preocupación de muchas personas sobre lo difícil que sería volver a retomar una rutina que, para millones de personas, es ajena desde 2020. Volver a enfrentarse al complicado tráfico de la ciudad, volver a sincronizar todas las actividades del hogar con los horarios no laborales, las vueltas a casa a altas horas de la noche o hasta volver a enfrentarse con la inseguridad, tan de la mano hoy en día en las calles colombianas.
Son muchos los contras que miles y miles de personas empezaron a encontrar en medio de las tantas comodidades y facilidades que les ha permitido el trabajo remoto, no solo para ellos, sino también para sus familias. Claramente los niveles de estrés aumentan en ciertos casos, pero para muchos que han sabido cómo organizar y optimizar su tiempo ha sido más sencillo gestionar las labores académicas de sus hijos, las compras del hogar, consultas médicas desde la comodidad de su casa y, en especial, no tener que lidiar con los embotellamientos citadinos para volver a su hogar después de una larga jornada de trabajo.
Creo que para muchos es reconfortante llegar al final de su horario de trabajo, apagar su computador y sentirse inmediatamente en casa, con toda la disposición para relajarse o con más tiempo para encargarse de diligencias del día a día. Bajo la modalidad del trabajo presencial esto no es sencillo; muchas personas madrugan a su trabajo y vuelven a casa muy tarde en la noche. No se puede rendir el tiempo.
Según la empresa consultora Sinnetic, bajo los resultados que obtuvo el último estudio anual sobre movilidad en Colombia, el 20 % de los consultados afirmaron que tardan más de una hora en llegar a su lugar de trabajo, mientras que la cifra aumenta al 25 % cuando se refieren al tiempo en que tardan en llegar del trabajo a su casa. En total, esto retrata que este tiempo le cuesta a un colombiano cerca de unos 20 días al año de tiempo productivo.
Pero al consultar la opinión actual sobre volver a la modalidad presencial para trabajar desde la oficina, la negativa es de casi el 45 %. Podría parecer bajo, para otros podría parecer alto. Pero no hay que descartar las consecuencias que ha tenido el confinamiento sobre nuestra forma de relacionarnos con el mundo, y sobre los niveles de estrés y ansiedad desatados por el encierro.
Así se determinó que la principal razón por la que las personas no quieren volver a trabajar presencialmente, al menos en Colombia, es el tema de la movilidad. Incluso resulta interesante que, en el mismo estudio, se hayan deteriorado algunos medios alternativos que tuvieron su auge, como la bicicleta. Allí la inseguridad y el mal estado, sin mencionar la falta de muchos circuitos, de ciclovías en varios puntos de las ciudades podrían ser las principales razones.
No obstante, las quejas no provienen solo de los biciusuarios, sino de peatones que se ven atormentados por muchos usuarios de bicicletas que no respetan los semáforos o que circulan libremente por los andenes, y de varios conductores de carros y motos que se ven obstaculizados por varias bicicletas por la vía mientras manejan cuando, en varias ocasiones, tienen una ciclovía al lado totalmente transitable.
Ahora, pese a que la favorabilidad ha sido estable en medios como el taxi, mientras que la misma ha aumentado sobre el uso de plataformas de transporte, aún no se ve una preferencia o favorabilidad de alguna clase, sobre alternativas limpias como medios de transporte. No obstante, vale la pena decir que Colombia cerró febrero de este año con 7.141 carros eléctricos matriculados, lo que implica que se ha iniciado una buena tendencia sobre los automotores que cuidan el medio ambiente.
El tema es que los potenciales usuarios muchas veces no perciben una buena seguridad sobre la usabilidad de este tipo de vehículos. Por ejemplo, son contadas las estaciones de carga de este tipo de vehículos en la ciudad y, aparte, en carretera aún no se ven estaciones que brinden una viabilidad para usarlos no solo en la ciudad. Y dada la preferencia aún por los carros a gasolina, el trabajo remoto también ha tenido sus buenos efectos sobre el medio ambiente, a pesar de algunas tendencias por los viajes cortos y no laborales que manifiestan estudios de la Harvard Business Review.
Por lo pronto, los modelos híbridos que han adoptado algunas compañías parecen ser un éxito. Hay quienes no tienen una preferencia por volver a la oficina por las responsabilidades y los obstáculos, como los asociados a la movilidad, pero hay otros que gustan de volver algunos días a la oficina para retomar su vida social por sobre lo laboral. Hay que tener en cuenta que esta ecuación, para descifrar si volver o no a los puestos de trabajo, tiene más variables de las que podrían verse. Horarios flexibles de entrada y salida, incentivos a teletrabajo en proporciones equilibradas, respeto a horarios de trabajo y de descanso, deben ser los pilares de la readopción para volver a las jornadas presenciales.