Es innegable que después de la pandemia y durante ella el estilo de trabajo cambió. Esta semana escuché a dos personas que no aceptaron un trabajo porque les exigía ir a la oficina todos los días de la semana. Creo que es evidente que aprendimos a trabajar distinto.

Y aunque suene tan lógico el nivel de control en muchos espacios sigue siendo un poco obsesivo. Un artículo reciente del New York Times afirmaba que ocho de las diez empresas americanas más grandes tenían a sus empleados bajo control a través de software de seguimiento. Esto se complementa con la información del Washington Post que afirma que la demanda de herramientas de monitoreo a empleados se ha incrementado un 65 % de 2019 a 2022.

Tal vez sea un tema de exceso de control , pero hay una palabra clave que va a permitir que los equipos sigan siendo de alto desempeño aunque ya no estén metidos de cabeza en una oficina. Esta palabra es confianza. Si sabemos que la gente no está bajo la mirada seguidora del jefe todo el tiempo, solo queda confiar en la sensatez del manejo del tiempo de todos aquellos que trabajan híbrido.

Al lado de la confianza que hay que tener con los equipos en este nuevo modelo de trabajo, está la manera como planeamos y priorizamos. Hoy hay cientos de metodologías para planear, para agendar, para hacer el famoso To Do list del día. Así que el tema no es de herramientas sino más bien de alineación.

He visto como hay empresas que están trabajando menos y que tienen prohibidas las reuniones un día a la semana. Y de nuevo hay que pensar en el foco que deben tener las reuniones de trabajo, la periodicidad y los entregables de cada una.

Tal vez evitar distracciones sea una tarea que le corresponde al líder de cada equipo, pero ¿qué pasa si el líder es el que genera las distracciones con reuniones solo para conversar? ¿Para medir lo que ha pasado en la última semana cuando no ha pasado mucho, quizás?

Entonces un buen punto para evitar distracciones es tener claro que si confío en los demás no tengo que generar reuniones solo para hacer lluvias de ideas permanentes o definir el color del PowerPoint de una presentación. Si se busca eficiencia hay que promover reuniones eficientes, con objetivos claros.

De otro lado, los reportes y correos no son necesarios en exceso. Midamos de una manera lógica lo que hay que reportar, para saber qué hacer con tanta información.

Queridos jefes, las distracciones están, de hecho siempre han estado. Tuve un jefe que se sentaba en su escritorio con una pila de revistas y periódicos antes de las redes, así que no es novedad. Ayuden a enfocar a sus equipos sin obsesiones con el control personal.

En otras palabras, el control, las métricas, los indicadores deben seguir existiendo como base fundamental para medir el desempeño y el éxito de un plan de acción. Pero no debe ser un monitoreo cabeza a cabeza para cumplir con un horario estricto de oficina. No hay que perder tiempo distrayendo a la gente en que se concentre sino en que tenga entregables. Trabajemos por resultados no por hora/silla.

A confiar entonces. Buen ojo en cómo delegar y en quién confiar con inteligencia, pero no te excedas con el control por que eso solo genera una gran distracción y baja eficiencia.

“El Poder siempre intenta domesticar lo que no puede controlar”, Arturo Pérez Reverte.