Si las noticias políticas de todos los días generan esa gran incertidumbre sobre nuestro futuro, las noticias económicas, aunque más espaciadas, también lo hacen. Desafortunadamente, lo que viene en los próximos meses puede ser devastador para el futuro de la economía colombiana.

Lo primero y menos malo es que la ley de financiamiento, con la cual el Gobierno piensa recaudar más de 10 billones de pesos, hasta ahora va a empezar su curso en el Congreso. Afortunadamente, parece que no hay ambiente y que las probabilidades de que pase son escasas. Esto, que es una buena noticia, tiene su contracara: el Gobierno Petro tendrá que recortar aún más el presupuesto y el gasto para cumplir con la regla fiscal. Personalmente, pienso que al final de año veremos un incumplimiento de esta; los recortes a hoy son insuficientes. Para los mercados esto sería una mala noticia.

La reforma al Sistema General de Transferencias, dicen los entendidos, está apoyada por todos, por los congresistas que quieren que los territorios tengan más recursos, los mandatarios regionales, alcaldes y gobernadores que creen que la descentralización en el manejo de los recursos es buena, y por el Gobierno Petro, que al final se montó en el potro ganador. El problema radica en que aumentar los recursos a las regiones no implica mayor recaudo, entonces esto terminará en un aumento del endeudamiento del Gobierno, que hoy está en el 60 %. Podría llegar por encima del 75 %. Nuestra economía no aguanta ese endeudamiento, por ende es un desastre, según las calificaciones de riesgo país.

Los más prestantes economistas y exministros de Hacienda del país han levantado la mano y pedido que no se apruebe esta reforma por inconveniente.

El deterioro de Ecopetrol es cada día más evidente. Es verdaderamente irracional que se siga manteniendo a Roa como presidente. Las finanzas públicas terminarán bastante golpeadas con las menores utilidades y reintegro de recursos. El precio de la acción demuestra la falta de confianza de los inversionistas en la compañía. Sin exploración, la empresa generará año a año menos ingresos.

La posible baja de calificación de la deuda en moneda local de parte de Standard & Poor’s, que todavía la tiene en riesgo de inversión, sería una muy mala noticia. Si esto sucede, habrá una salida apreciable de inversionistas extranjeros que están invertidos en TES. Entendidos hablan de entre 20 y 30 billones, lo que repercutiría fuertemente en la tasa de interés y, por supuesto, en el dólar. Esta calificadora es la única que tiene calificación doble, diferente entre la deuda externa y la interna.

Aunque el peso colombiano se ha venido devaluando frente al dólar, este todavía no ha tenido —a mi parecer— mucho impacto con las noticias locales. Más bien ha estado acorde con los mercados internacionales. Esto quiere decir que si estos nubarrones maduran para mal, podríamos ver una devaluación adicional.

Mientras todas estas posibles malas noticias van apareciendo, el Gobierno Petro sigue empeñado en crecer el gasto público, como si no tuviera fondo. El crecimiento de la nómina del Gobierno ha sido muy grande, obviamente con total contenido político por la ya cercanía a elecciones. Otra vez la caja está en mínimos y tiene muchas cuentas por pagar y por transferir. Esperemos que para finales del año logren compostura, aumenten el recorte, respeten la regla fiscal y verdaderamente se aprieten los cinturones.