El ‘crash’ del Silicon Valley Bank es una consecuencia de casi 10 años de una política monetaria de tasas de interés cercanas a cero —por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos— y de un modelo de negocio concentrado en productos relacionados con estas tasas.
Funcionaba así: los clientes de Silicon Valley Bank tenían mucho efectivo, no necesitaban préstamos, sino la custodia de su capital. Por lo tanto, el único método que tenía este banco para obtener márgenes era invertir en renta fija de largo plazo. Lo anterior era perfecto en un escenario de bajas tasas de interés. El problema apareció con el aumento de estas, porque su subida hace que la inversión en renta fija pierda valor.
Muchas de las startup, clientes de este banco, solo sobreviven en un ambiente de tasas bajas, porque su modelo de negocio de crecimiento explosivo está enfocado en marketing y adquisición de clientes, sin una generación de caja estructural.
Sin un cambio en su modelo de negocio, el banco quedó en una posición inestable. Luego, la semana pasada se produjo miedo entre las startup, fondos de capital de riesgo y demás clientes. Ocurrió un retiro masivo de dinero, algo muy parecido a un rebaño de ovejas en pánico.
En conclusión, la corrida bancaria se ocurrió por dos errores en la gestión de riesgo de banco:
- Apuesta concentrada en tasas de interés de largo plazo.
- No diversificación en las características de negocio de la base de usuarios.
La única buena noticia que deja esta situación es que con estas corridas bancarias, la FED tendrá que reconsiderar una subida en la tasa de interés, a menos que quiera aplicar más presión sobre otros bancos regionales, que tienen la misma fragilidad que Silicon Valley Bank.