Conversé corto con un amable conductor de un Uber después de las inundaciones en Bogotá. Hablamos de la lluvia y su reacción inmediata fue decir que las alcantarillas de la autopista estaban tapadas por culpa del alcalde. Le expliqué del humedal y que tal vez eso está mal construido hace 60 años o más y guardó silencio. Estaba mal informado y evidentemente solo quería escuchar un pedazo de la historia.
No sé si es el clima o tal vez si en otra vida yo era un árbol y, por tanto, tenía que escuchar a la fuerza o no me daba cuenta de lo que le falta a la humanidad escucharse. Básicamente, nadie escucha a nadie y estamos en un bucle eterno de interrupciones y distracciones que no nos invitan al menos a intentarlo.
El arte de la escucha es una habilidad esencial que puede mejorar significativamente nuestras relaciones personales y profesionales. En términos básicos, consiste en prestar atención a lo que la otra persona está diciendo, entendiendo su perspectiva y mostrando empatía hacia sus sentimientos y pensamientos. No hay que estar de acuerdo, solamente intentar saber qué siente el otro ser humano que tenemos al frente.
Para mejorar la capacidad de escucha, es importante practicar la atención plena (eso nos cuesta mucho) y estar completamente presente en el momento. También es importante dejar de lado las distracciones, como el teléfono o las redes sociales, y hacer un esfuerzo consciente para escuchar activamente lo que la otra persona está diciendo (eso nos cuesta más y siento que los que tenemos déficit de atención nos retamos diariamente).
Además, es importante evitar la interrupción y permitir que la otra persona termine de hablar antes de responder. Muchas veces interrumpimos y no dejamos que el otro presente su idea para dar nosotros nuestra sagrada y humilde opinión.
De otra parte, hacer preguntas claras y procurar un resumen de lo que se ha dicho también puede ser útil para asegurarse de que se ha entendido correctamente. Pero hacerlo sincero, no como parte de un proceso hecho a pasos, sino un acto de real conexión con el otro.
La escucha activa también implica estar dispuesto a aceptar puntos de vista diferentes y estar abierto a aprender y crecer a través de la comunicación. Al practicar el arte de la escucha, podemos construir relaciones más sólidas y significativas con los demás, y mejorar nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva y compasiva.
Los líderes que saben escuchar son aquellos que valoran y respetan las perspectivas y opiniones de los demás, y reconocen que la comunicación efectiva es un elemento fundamental para el éxito de su organización o equipo.
No sé hasta dónde tenemos paciencia y empatía al momento de comunicarnos. Considero que esto es básico. Por supuesto esto tiene una gran dosis de autoconocimiento y autoconsciencia, porque si no sé qué me molesta no voy a lograr dejar los sesgos para escuchar con un poco más de sentido colaborativo
Me planteo aquí una pregunta y es hasta dónde estamos en disposición real de aprender, hasta dónde aceptamos que nos lleven la contraria con argumentos. Estar abiertos a aprender y crecer a través de la comunicación con los demás permite reconocer que no tenemos todas las respuestas y que hay que estar dispuestos a aceptar nuevas perspectivas y opiniones.
La escucha se está perdiendo. Me gusta escuchar incluso con los ojos, observar el mundo, las reacciones, las miradas hacia arriba, los ojos tristes o las caras de alegría pueden cambiar mucho de la percepción que tenemos del mundo.
Me gustan los líderes que saben escuchar. Aquellos que valoran la comunicación efectiva y la conexión con los demás, que no juzgan y están dispuestos a aprender y crecer a través de la interacción con su equipo u organización. Ellos son capaces de fomentar un ambiente de confianza y respeto mutuo, lo que a su vez puede mejorar la motivación y el compromiso de los empleados o miembros del equipo. ¿Te sientes escuchado?
En tus acciones, no postergues. En tus conversaciones, no confundas. En tus pensamientos, no te desenfoques. En tu alma, no seas pasivo, ni agresivo. Y que tu vida, no se trate solo de negocios. Marco Aurelio.