Para muchos de nosotros, uno de los primeros desafíos en nuestra infancia fue aprender a montar bicicleta sin las rueditas de entrenamiento. Después de un pequeño empujón y la confianza suficiente para mantener el equilibrio, la aventura comenzaba después de par de pedaleos y no tardaba mucho en llegar la sensación de libertad y de querer ir por más caminos y más destinos. Pues bien, el próximo 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta y, desde 2018, este día ha pretendido conmemorar la singularidad, longevidad y versatilidad de la bicicleta, convirtiéndose ahora en un medio de transporte sostenible, asequible, fiable, limpio y amigable con el medio ambiente.

Desde antes del covid-19, muchas ciudades se vieron en la necesidad de repensar sus sistemas de transporte para hacerlo multimodal y tener una mejor planeación urbana, pero teniendo en cuenta, a su vez, la proyección de que casi el 70 % de la población mundial viviría en las ciudades para 2030. Pero vale la pena admitir que, a la llegada de la pandemia, el uso de la bicicleta se incrementó dado que daba la posibilidad de evitar las aglomeraciones y brindaba mayores oportunidades para respetar los protocolos de bioseguridad.

Para 2020, la OMS la consideró como una parte fundamental en su guía para la integración de la salud en la planeación urbana y territorial, bajo una dimensión de provisión de estructuras espaciales que permitieran estilos de vida más saludables, incorporando el acceso de ciclorrutas y espacios seguros para transitar. En el estudio se resaltó la iniciativa de la Universidad de los Andes de ‘Ciclovía Recreativa’, en la que se proponía habilitar temporalmente las calles para que los residentes disfrutaran de un espacio seguro y placentero para caminar, montar bicicleta, hacer skatting, patinar, entre otros. Un espacio que actualmente tiene lugar al menos un día entre semana (domingos o festivos) por alrededor de seis horas.

Posterior a ello, la OMS, en conjunto con Naciones Unidas, publicó un plan global para 2021-2030 que buscaba agrupar todas las medidas consideradas como necesarias para tener carreteras más seguras. Allí, dentro de las recomendaciones, la primera de ellas fue tener un transporte multimodal y una planeación sobre el uso del suelo; por supuesto, se incluyó tanto el transporte motorizado como el no motorizado para incluir consideraciones vitales para la gestión de los viajes con respecto a las necesidades de la demanda.

Esta recomendación incluía, particularmente, la provisión de viajes más seguros y sustentables, promocionando los modos de transporte más saludables y amigables con el medio ambiente, pero que solían ser los más descuidados: la caminata, andar en bicicleta y el transporte público. Un trío que debería ir acompañado de normas para evitar o mitigar los riesgos potenciales para la seguridad vial y que exija un mínimo de seguridad para todos los modos.

Un faltante que evidenció el estudio para fortalecer las comunidades multimodales fue, por ejemplo, la disposición de parqueaderos para bicicletas y vehículos privados en (o cerca de) paradas de autobuses o estaciones de tren. En nuestro caso, los sistemas de transporte masivo en Colombia no disponen de muchos cicloparqueaderos, por lo que establecer una comunidad más multimodal es mucho más complicado. Por ejemplo, en Bogotá, TransMilenio es la empresa que más le ha apostado a esta iniciativa, pero no basta con tener la opción sólo en los portales o concentrar estos cicloparqueaderos casi que exclusivamente para las estaciones de la línea de las Américas. El sistema es muy grande y debe dar acceso a todos los usuarios.

La versatilidad de la bicicleta nos da para muchas posibilidades. Cada vez son más las personas que se suman a invertir en una (o varias, dependiendo de su propósito) y encuentran una mayor fascinación para transportarse o para hacer un poco de deporte al aire libre. Por eso, hoy día hay más de mil millones de bicicletas regadas por el mundo, teniendo China cerca de 450 millones de ellas.

Sin embargo, a nivel “per cápita”, Holanda es el país de las bicis ya que domina en su tenencia con 1,3 bicicletas por persona. Su población no sólo está acostumbrada a usarla casi que para todo, sino que la ciudad tiene una planeación urbana de primera. Cuenta con más de 35.000 km destinados al uso de bicicletas, las rotondas en la ciudad tienen un bicicarril circular y totalmente separado del carril vehicular, en la mayoría de las zonas urbanas las bicicletas tienen prioridad en el paso, tiene la ciudad (Utrecth) que tiene el mayor número de ciclo parqueaderos en el mundo, entre otros.

En Colombia hay que seguir trabajando por mejorar una infraestructura que facilite su uso en las zonas urbanas y una gestión en materia de seguridad que precisa urgencia, el cuidado de los usuarios, seguridad para evitar robos, iluminación, vías de tránsito, pero también en una cultura ciudadana para que las y los ciclistas prioricen el uso adecuado de las vías vehiculares, usen los bicicarriles, atiendan a las señales de tránsito, prioricen los pasos peatonales, no crucen las calles con los semáforos en rojo, en fin. En realidad, es un trabajo conjunto y todos podemos poner un grano de arena para tener un país más apto para el uso seguro de las bicicletas. Por lo pronto, vale la pena agendarse en todas las actividades que se vienen para este fin de semana y, así, liberarse un poco del estrés y conmemorar el día con una rodadita que nos mantendrá más felices, sanos y activos.