Este fin de semana se inicia la vacunación privada empresarial. Muchos desconfiaban y creían que este día no llegaría; incluso, algunos deseaban que ese esfuerzo fracasara, sin embargo, los hechos, no las palabras, han demostrado que, a pesar de los muchos problemas, el plan nacional de inmunización contra el covid-19, incluyendo al sector privado, está funcionando y pronto empezaremos a ver los resultados.
Los empresarios insistieron, persistieron y no desistieron en el titánico esfuerzo de conseguir vacunas para sus trabajadores, hacer un gran aporte social y, por esa vía, colaborar con la reactivación económica de sus propios negocios, pero de paso, de todo el país. Con orgullo, tenemos que resaltar que somos el primer país de Latinoamérica que logra que el sector privado acceda a vacunas, las compre y las distribuya gratuitamente entre sus colaboradores.
El trabajo de gremios como la Andi y de las Cámaras de Comercio, en especial la de Bogotá, debe resaltarse. Es sorprendente su capacidad de gestión, organización y efectividad. Ese gran logro se alcanzó básicamente porque los empleadores de Colombia -grandes y pequeños, valga la pena decirlo- siguen confiando en el país, tienen la voluntad de ayudar y emprendieron una gran empresa con una determinación admirable.
El esfuerzo, por ahora, suma poco más de un millón de personas que se vacunarán en el curso de este mes; sin embargo, el éxito de la campaña empresarial ha despertado el entusiasmo de otros empleadores, quienes masivamente están buscando cómo meterse en el programa y empezar a comprar vacunas para sus trabajadores y sus familias.
Los empleadores colombianos han logrado en dos meses, lo que muchos países no han podido hacer en todo un semestre; pero lo más admirable es haberlo hecho en medio de la peor crisis de confianza empresarial de toda nuestra historia. Se estima que la inversión en el capital humano hasta el momento ha superado los 120 millones de dólares y puede llegar a triplicarse en lo que resta del año. Para mí eso es confianza pura y representa, pesos más, pesos menos, una pequeña reforma tributaria.
Esto demuestra que los problemas no se solucionan protestando y bloqueando al país, sino trabajando y buscando salidas entre todos. Es cierto que el desempleo está generando hambre, pero también es cierto que es mucho más eficiente reactivar las empresas para que generen nuevos empleos, contraten nuevos trabajadores y empecemos a producir.
En ese propósito no hay nada más efectivo que vacunar a toda la población y poder abrir definitivamente nuestra economía de forma segura y sostenida. La incertidumbre es tan nociva como los cierres mismos. Lo que los empresarios necesitan es poder dar apertura a sus negocios con la certeza de que podrán mantenerlos abiertos. Esa certeza permite generar planes de largo plazo, invertir y apostar por ampliar la operación.
Lo que han hecho los empresarios, sumado a la significativa donación de vacunas por parte de Estados Unidos (2,5 millones de vacunas de dosis única), generará un hito mundial de acceso a vacunas en los próximos dos meses. Es muy probable que antes de finalizar agosto, la mitad de nuestra población esté completamente vacunada y que para finales de noviembre alcancemos la tan anhelada “inmunidad de rebaño”. El adagio popular diría: “Si quieren más, que les piquen caña”.
Los “mesías” del caos y la anarquía deben estar retorciéndose en su miseria. Este país, contra todos los pronósticos, está saliendo adelante y lo está haciendo bastante rápido. La fórmula es muy sencilla: trabajar con confianza, voluntad y determinación para salir de la crisis. ¡Gracias, señores empresarios, por confiar en Colombia!