Después de los primeros dos meses de 2021 se confirman tendencias importantes en la economía, los economistas presentan sus apuestas, con antiguos conocidos que retoman importancia como la inflación, dando relevancia a activos que mitigan sus efectos como bien raíz y bitcoin. Pero lo más interesante es la capacidad de crecimiento que tendrán los activos reales, dado que privados y gobiernos destinan gran parte de sus recursos en apostar a una recuperación que es perseguida por la pandemia.
Durante el cuarto trimestre de 2020, el crecimiento del PIB en los países OCDE fue positivo, con un promedio de 0.7%, en el cual, los países de la Unión Europea más prominentes presentaron crecimiento negativo con un promedio de -0.4% y los países emergentes por el contrario, presentaron crecimientos importantes, con países como Brasil reportando un 7.7% en línea con el promedio del G20.
Crecimiento del PIB por país durante el cuarto trimestre de 2020
Fuente: Víctor Rivera con datos de OCDE, Banco de Brasil, Dane.
Lo anterior ha aumentado el optimismo de los economistas y políticos, el FMI por su parte, incrementó su proyección de crecimiento económico para el 2021 en comparación a lo previamente estimado en Octubre 2020, y líderes de países han incrementado su foco en desarrollar infraestructura verde. Un ejemplo de ello es el Reino Unido, el cual durante esta semana ha expresado la intención de emitir un bono verde, para soportar la inversión en el desarrollo de infraestructura eléctrica verde (electricidad y transporte eléctrico) con el objetivo de alcanzar una emisión neta cero de CO2 en 2050, bono que se suma al billón de libras previamente definidas para el portafolio de innovación verde.
Internacionalmente, esta iniciativa ha sido definida por múltiples países, los cuales han fijado fecha límite para su cumplimiento entre 2050 y 2060, incluyendo a China, con dos principales objetivos, el primero es reactivar la economía, generando empleos calificados y el segundo aprovechar las bajas tasas de interés que probablemente solo existan en 2021, dado que los paquetes de ayuda a la economía que han lanzado los gobiernos y bancos centrales sólo durarán hasta finales de este año.
En esta línea, Morgan Stanley resalta que el 90 % de los bancos centrales ha llevado sus tasas de interés a niveles significativamente bajos, y en algunos casos las tasas de interés real han alcanzado niveles negativos, esto desencadena un subsidio al uso de financiación, que para los casos positivos, permitieron que muchas familias adquirieran bienes inmuebles.
Desafortunadamente esto también tiene efectos negativos, tal es el caso de grandes desarrolladores que pudieron financiar mega obras de construcción residencial y comercial con expectativas de crecimiento, los cuales se están viendo hoy afectadas por la desaceleración económica, la pérdida de ingresos de las familias y la virtualidad de nuestra vida, que cada día que pasa construye un hábito de socialización que castiga las grandes congregaciones.
Si bien algunos creerían que el futuro de activos como el bien raíz pareciera ser incierto, la realidad es que el bien raíz como instrumento para cubrir un portafolio de inversión contra la inflación gana relevancia en este momento, dado que las tasas de financiación estarán bajas por la mayoría del 2021, pero seguramente aumentarán en 2022. Además, los activos comienzan a aumentar sus precios pero no al nivel pre-pandemia, generando un entorno competitivo para que las transacciones sean cerradas generando gran dinamismo durante este año.
Dicho lo anterior, las tendencias globales de valorizaciones que pueden presentarse en activos particulares como los previamente enunciados, son impactados por la geografía donde se ubican y por ende, el comportamiento de sus gobernantes en la capacidad de vacunar a sus ciudadanos, será el punto diferenciador para que una economía pueda efectivamente tomar ventaja de todas las oportunidades que el 2021 presenta.
La carrera entre la vacunación y la mutación del Covid-19 toma relevancia, dado que por cada vacuna inyectada, se aumenta la confianza del consumidor, la velocidad del dinero y para países como Colombia, se reduce la probabilidad del aumento en el ratio de endeudamiento del gobierno como porcentaje del PIB.
Como conclusión, quisiera resaltar que la economía Colombia no ha tenido un buen comportamiento en el último trimestre del 2020 a diferencia de sus pares, adicionalmente, la capacidad de vacunación públicamente anunciada sólo cubre menos del 7% de la población, por lo cual, de continuar así, es probable que se una el riesgo inflacionario con una reactivación económica lenta y poco potente, generando resultados catastróficos para la economía del país.