Gabriel Echavarría es un visionario que tiene planes ambiciosos para seguir creciendo en la industria portuaria del país. El empresario y presidente de la Junta Directiva de la Compañía de Puertos Asociados (Compas) cuenta los detalles de uno de los negocios más importantes del año en el sector de infraestructura: la salida de Argos de la sociedad –en la que las participaciones eran 50/50– y la entrada de Goldman Sachs, en una operación que representó cerca de 9 veces el Ebitda proyectado de 2020.Dinero: ¿Cómo entra la familia en el negocio portuario?Iniciamos con el primer puerto privado del país, ubicado en Cartagena. Estábamos en un proceso de buscar cómo expandir nuestra operación a los dos océanos, teniendo en cuenta que había una variación en los flujos de tránsito asociados a la operación en el Canal de Panamá. Ahí nos hicimos socios de la gente de Aguadulce, que estaba empezando.En esas Argos nos pidió que le ayudáramos con la operación de un puerto en Buenaventura que se llamaba Cemas. Lo convertimos en un éxito en menos de un año. A raíz de eso, Argos nos propuso algo similar con otros puertos cementeros. El tema es que no tenía flujo de caja y eran más un costo. Además, teníamos la opción de comprar la Sociedad Portuaria de Barranquilla. Al final, nos decidimos por el negocio con Argos y compramos los puertos con acciones.En cinco años logramos parar los puertos, terminamos Aguadulce e hicimos un segundo puerto en Cartagena con un socio.Todo creció porque no distribuimos dividendos y hemos capitalizado todo en los proyectos.Pero ahora se sale Argos, ¿qué pasó?En 2015 pasó una cosa inesperada. La organización de la familia mía, Corona y Molins decidieron montar una fábrica de cemento muy grande. Va a ser igual de grande a la más grande de Argos, eventualmente. Además, va a estar ubicada en la mina más grande de material para cemento que hay en el país. Eso puso a Argos en una situación muy incómoda y a nosotros también.¿Y por qué tomaron la decisión?No fue una decisión nuestra. El protocolo de familia no permite oponerse a una decisión de la junta directiva.Entonces Argos se incomodó mucho, pero con el tiempo absorbió el golpe. Luego compró Odinsa, vio otras oportunidades y también necesidades de fondo.¿Y en qué momento Argos decide vender?En enero de 2016, y pese a la oposición de algunos directivos de Argos, la cementera expresa finalmente a los directivos de Compas la decisión de salir.¿Y después?Iniciamos entonces la contratación de una banca de inversión para buscarle comprador a esa participación. No faltaron pretendientes; un total de 20 firmas se presentaron como interesadas. Luego se hizo un primer filtro en donde se escogieron 5 y de esas quedaron dos, entre ellas Goldman Sachs. La otra oferta era más baja. Además, Goldman Sachs tenía mucho interés en el negocio: dispuso de 25 personas e invirtió US$1 millón. El interés era tal, que de los US$6 millones que cobró la banca de inversión, Goldman puso US$5 millones, mientras que Compas pagó el otro millón.¿Por cuánto compra esa participación Goldman Sachs?El monto del negocio se acerca a los US$145 millones, contando lo que cobró la banca de inversión por consumar el negocio.Cuando le presentamos la propuesta de Goldman Sachs a Argos, se sorprendieron porque estaba muy por encima de la evaluación que había hecho Bancolombia. Hay que decir, eso sí, que la negociación fue complicada, porque fue a 4 bandas: Argos, Goldman Sachs, Compas y los socios. Finalmente, cerramos el 22 de agosto pasado.¿Cuáles son las implicaciones al incorporar a Goldman Sachs a Compas?Las implicaciones estratégicas son inmensas. Por dos razones: la primera, la estabilidad financiera que le da a la compañía. El segundo punto es que Argos estaba en otro lado. Mientras que estos estaban alineados con nosotros en la ruta del crecimiento. Consolidamos el rumbo en una sola dirección. Así mismo, nos da un potencial de crecer tanto acá como afuera, tenemos varios proyectos en el ojo. Ellos nos han propuesto algunos, nosotros tenemos otros.A corto plazo vamos a terminar el puerto de Cartagena en alianza con APM Terminals, mientras que en Aguadulce falta muy poco para que quede todo automatizado. Eso es lo más importante de manera inmediata.¿Qué va a pasar con el puerto que ustedes tienen en Cartagena?La inversión prevista para la expansión y especialización en contenedores de nuestro terminal en Cartagena supera los US$200 millones. Esta instalación portuaria tiene un área actual de 22 hectáreas, se encuentra localizada en el barrio El Bosque y hoy moviliza contenedores, carga general, graneles sólidos, carga de proyectos y vehículos.Gracias a la alianza que tenemos con APM Terminals, compañía portuaria global, Compas Cartagena se especializará en el manejo de contenedores. Esta será la nueva opción para importadores y exportadores en este importante puerto del país.¿Y en Tolú?Si usted va a Tolú va a ver tres barcos fondeados esperando turno, eso nos tiene desesperados.Allí la inversión prevista es de US$40 millones. El terminal de Tolú está tomando unas dimensiones que nunca imaginamos. Es el favorito de muchos importadores.¿Por qué?Mover una tonelada entre Medellín o el Eje cafetero a Tolú cuesta entre $10.000 y $15.000 menos comparado con Cartagena.¿Cuáles fueron los ingresos en 2016? ¿Cómo va 2017?2016 cerró con ingresos por más de $132.000 millones. Las perspectivas para 2017 son bastante positivas, en el primer semestre tuvimos ingresos por más de $77.000 millones y esperamos que el segundo semestre sea aún mejor.Con estos planes que cuenta, ¿Compas podría convertirse en el principal operador y grupo portuario del país en el mediano plazo?Sin lugar a dudas, nuestra cobertura nacional, con seis terminales en operación, la ubicación estratégica de estas instalaciones portuarias y nuestra orientación multipropósito, hacen de Compas una organización líder en la prestación de servicios al comercio exterior con grandes proyecciones en otros países.