Los riesgos y oportunidades asociados al cambio climático son el nuevo reto para  aseguradoras y fondos de pensión colombianos en sus prácticas de inversión. El ranking publicado esta semana por la Iniciativa Colombiana para la Divulgación de Activos y el Cambio Climático nos mostró la radiografía del avance en la materia –aún tímido– y la oportunidad para avanzar en un asunto central para la salud de los portafolios de inversión en el largo plazo.  La principal novedad es que más del 75 % de los inversionistas, que aceptaron hacer parte del ranking, consideran que tienen un rol importante para resolver la crisis climática. Y así es. Los inversionistas institucionales que son grandes dueños de capital tienen en sus manos la posibilidad de mandar señales poderosas a la economía a través de las asignaciones en sus respectivos portafolios, y con ellas, de impulsar activamente la transición hacia un desarrollo bajo en carbono y resiliente a los impactos potencialmente catastróficos del cambio climático.  Ahora queda por delante la tarea de pasar a la acción. Los resultados publicados son dicientes sobre el camino que aún falta por recorrer para la inclusión del cambio climático, como una variable central, en la toma de decisiones de inversión, y revela que varios inversionistas institucionales del sector asegurador y de administradoras de fondos de pensiones están dando apenas los primeros pasos. El 57%, aún no tiene en cuenta el cambio climático para la toma de decisiones de inversión; el 70%, revela no contar con la capacidad técnica para hacerlo; y, el 74% todavía no ha identificado cómo los riesgos relacionados al cambio climático pueden impactar sus portafolios de inversión. Apenas, el 17% de los inversionistas que participaron en el ranking consideran que excluirían o que, incluso, ya han excluido inversiones intensivas en emisiones de gases de efecto invernadero, y el 65% de las juntas directivas aun no aborda el tema de riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático.  En 2020, el año en que las emisiones globales deben hacer inflexión y empezar a decrecer, el año en que Colombia y el resto de países deben presentar nuevos y mejores compromisos climáticos ante las Naciones Unidas es el momento para la aceleración. La construcción de capacidades internas en cada organización debe combinarse con una adopción inmediata de metodologías para el análisis de riesgos y oportunidades asociados al cambio climático que permitan incluirlos directamente en las decisiones de inversión, y el asunto debe ser abordado tanto por la gerencia como por las juntas directivas, quienes también tienen la responsabilidad de aumentar sus capacidades en la materia.  La Iniciativa Colombiana para la Divulgación de Activos y el Cambio Climático, que cuenta con el apoyo de la cooperación británica, debe seguir avanzando con este valioso ejercicio en el largo plazo, contribuyendo a la transparencia -que es fundamental para la ciudadanía y quienes dependemos para nuestra seguridad financiera de largo plazo de las decisiones que toman los inversionistas institucionales-, y acompañando a los inversionistas para avanzar más rápidamente en esta agenda.  La velocidad a la que debemos cambiar nuestra economía no tiene precedentes si queremos mantenernos competitivos y conservar la esperanza de un futuro viable para nosotros y las próximas generaciones. El papel del sector financiero es central para lograrlo. No solo los inversionistas tienen un deber fiduciario de garantizar que las inversiones del presente contribuyen a un futuro viable en el largo plazo, sino que tienen la responsabilidad con la ciudadanía, en tanto que son tomadores de decisiones que nos afectan a todos y definen nuestra posibilidad de desarrollo sostenible. Estos primeros pasos deben convertirse en un trampolín que acelere el proceso.