En medio del moderado crecimiento de la economía y un año complicado para los mercados financieros, la actividad fiduciaria tuvo un 2018 muy bueno. Los recursos de terceros administrados por las sociedades fiduciarias cerraron el año con un saldo de activos por $525,9 billones, lo cual representa un crecimiento real anual de 6,1%, más que el doble del crecimiento del país. Además, la mayor parte de actividades principales crecieron a doble digito. Las inversiones que manejan las fiduciarias ascendieron a $290 billones – 34% de alrededor de $839 billones que existen hoy en portafolios de inversión en el país–, con lo que se consolidaron como el mayor inversionista institucional del país, por encima de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que manejan 30%. Mientras que en otro tipo de negocios no financieros y actividades como la fiducia de garantía, inmobiliaria y de administración tiene activos por otros $257 billones, 12,3% más que el año anterior. Le puede interesar: Cesantías es lo que hay Para Germán Arce, nuevo presidente de Asofiduciarias, que la actividad crezca por encima del resto de la economía se debe a la confianza que genera y a su rol para facilitar y contribuir a la formalización de los negocios. El vehículo fiduciario es un gran instrumento de desarrollo pues facilita que en las diferentes actividades todos los actores tengan completa vigilancia de los recursos haciendo posible el cierre financiero de grandes proyectos. Además, “la presencia de una fiducia eleva el grado de formalidad de un negocio y facilita que el objeto del contrato se cumpla”, explica el exministro, quien agrega que una economía más visible y más formal no solo le plantea grandes oportunidades sino grandes retos al sector fiduciario. Dada la consolidación de la economía y temas como la reactivación de los proyectos viales de cuarta generación y el arranque del metro, se espera el sector fiduciario tenga otro buen año en el 2019. De hecho, empezó con grandes movidas en el sector. A mediados de abril, la Empresa Metro de Bogotá le adjudicó a la Fiduciaria Bancolombia el contrato de encargo fiduciario, el cual administrará los recursos que girará la nación para el proyecto, realizará los pagos para el desarrollo de las obras y servirá de fuente para el pago del servicio de la deuda que se contraiga con la banca multilateral, entre otras funciones. Le sugerimos: Reversazo para el Metro de Bogotá Por otra parte, la Superintendencia Financiera autorizó la constitución de una nueva sociedad fiduciaria a Ashmore Investment Advidors, uno de los mayores gestores de inversiones del mundo y con una fuerte presencia en el sector de la infraestructura en el país. Hacia el mediano plazo, el representante gremial estima que el proceso de desarrollo de la misión del mercado de capitales le traerá grandes oportunidades al sector. El gran reto de la industria fiduciaria y del mercado es brindarles a las empresas más opciones para financiar sus planes de crecimiento y expansión, y que los inversionistas tengan también más posibilidades para diversificar el riesgo y obtener mejores retornos. Generando valor Los negocios fiduciarios que más crecieron en 2018 fueron los fondos de pensiones voluntarias administrados por este tipo de entidades que crecieron 19,1%, y alcanzaron los $2,6 billones, y los Fondos de Inversión Colectiva (FIC) que crecieron un 15,4% y llegaron a los $72 billones. Con este monto, las sociedades fiduciarias siguieron consolidándose como el principal administrador de FIC, por encima de las comisionistas de bolsa y las sociedades administradoras de inversión, al gestionar 73,8% del total de este tipo de instrumentos que se han convertido en una de las principales alternativas de inversión. Estos fondos que reúnen los recursos de muchos inversionistas para dárselos a un gestor profesional y acceder a inversiones que individualmente sería imposible tuvieron un notable crecimiento. Hoy ya alcanzan alrededor de 7,3% del PIB y hay alrededor de 1,49 millones de inversionistas que los utilizan. A pesar de que fue un año difícil para los mercados financieros, los recursos de la seguridad social relacionados con pasivos pensionales y salud se mantuvieron estables alrededor de los $77 billones, así como los fondos de inversión con $117 billones. La fiducia de administración creció ante el incremento de los ingresos en la participación de concesiones y alcanzó los $138 billones. La fiducia inmobiliaria que hoy maneja recursos por alrededor de $65 billones repunto ante mayores ingresos por venta de propiedades y equipo. Mientras que la fiducia en garantía aumentó ante mayores ingresos de arrendamiento en inmuebles. Estas tres actividades fiduciarias crecieron a un ritmo de dos dígitos: 10,8%, 12,6% y 15,7% de crecimientos, respectivamente. Este buen crecimiento estuvo acompañado de una gran generación de valor para los clientes. El rendimiento de los fondos y utilidades generadas por las negocios fiduciarios alcanzó alrededor de $6,5 billones. Mientras que las 26 sociedades fiduciarias que existen hoy en el país obtuvieron utilidades por $536.000 millones. Sin embargo, esto no significa que no haya algunos temores en el sector, como, por ejemplo, algunos cambios que trajo la ley de financiamiento. Por un lado, el IVA a la compra-venta de inmuebles por encima de los alrededor de $890 millones, lo cual podría afectar a los fondos de inversión inmobiliaria. El segundo cambio es la sobretasa al impuesto de renta para las entidades del sector financiero dado que el 70% de las entidades son bancarizadas y pertenecen a grandes grupos financieros. El sector estará atento a la reglamentación de estos temas. Lea también: Asobancaria tiene lista la demanda contra la Ley de Financiamiento Sin duda, un sector que maneja recursos equivalentes a la mitad del PIB en más de 24.582 negocios, y que lleva los últimos 6 años creciendo a doble digito, se ha convertido en uno de las subsectores más relevantes del sector financiero. Sin embargo, tiene un gran espacio para seguir creciendo con el avance de temas como la formalización, el desarrollo del mercado de capitales y la integración de los mercados. En Chile, por ejemplo, los FIC alcanzan 22% del PIB e invierte el 10% de la población. Esto muestra que en muchos frentes hay espacio para seguir creciendo.