Plata enterrada. Ese es el problema del Acueducto de Bogotá. Casi todo su trabajo y gestión está bajo tierra. Lo que no está oculto bajo metros de tierra y lodo, está casi escondido en predios ubicados en los extremos de la ciudad.Por ejemplo, a pocos metros del puente de Guadua de la calle 80 está la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) Salitre.Este complejo de grandes tanques para el decantamiento de agua fue construido durante la primera administración del alcalde Enrique Peñalosa y tuvo un costo cercano a los US$250 millones. Esta planta, con unos 17 años de uso, procesa 35% del agua residual de la ciudad, el resto termina en el río Bogotá sin ningún tipo de tratamiento.Esta situación tiende a cambiar en los próximos años, una vez concluyan una serie de obras que comprometen recursos solo comparables con el metro de Bogotá. En total, se están invirtiendo y contratando unos $7 billones, entre nuevas plantas de procesamiento de agua y tuberías gigantescas.

Foto: Canoas será la decimoprimera Ptar más grande del mundo.Este conjunto de obras, poco visibles para el ciudadano del común, permitirán que toda el agua residual (baños y cocinas) de Bogotá y Soacha sea procesada y depurada. De hecho, es más fácil escribirlo que hacerlo.Lea también: El río Bogotá agoniza Cuánto ganaríamos si lo salvamosNo hay que perder de vista que en Colombia las obras, pequeñas o grandes, casi siempre terminan costando más de lo previsto y se entregan después del plazo contractual. Ese no es un buen antecedente teniendo en cuenta que el Acueducto de Bogotá, la CAR Cundinamarca y la gobernación de Cundinamarca desembolsarán la nada despreciable suma de $4,5 billones para la construcción de una nueva planta en un sitio ubicado cerca al embalse del Muña, denominado Canoas.“La Ptar Canoas será la décimo primera planta de tratamiento de aguas más grande del mundo. Si Salitre procesa hoy en promedio 4 metros cúbicos de agua por segundo, Canoas tratará 16 metros cúbicos”, afirmó a este medio la gerente del Acueducto de Bogotá, María Carolina Castillo.El proyecto Canoas es casi faraónico y compromete toda la experiencia y capacidad técnica del Distrito y la Nación. Pero antes de hablar de los avances de esta iniciativa, su cierre financiero y potenciales constructores, es necesario contar que la planta Salitre está ya inmersa en una fase de expansión.La Ptar Salitre recoge las aguas residuales del área urbana comprendida entre la calle 26 y la calle 200 y entre los cerros orientales y el río Bogotá. Eso representa que esta planta procesa las aguas residuales de unos 2,2 millones de bogotanos. Acá es necesario precisar que el proceso de tratamiento de estas aguas no es tan profundo, tanto así que el agua que sale de la planta no sirve ni siquiera para riego de cultivos. Se trata de un tratamiento primario en donde se extrae una buena cantidad de grasas, lodos y todo tipo de basura sólida. En la visita que hizo este medio a esa planta, se evidenció todo tipo de objetos, desde condones y telas, hasta animales muertos y muebles.

Foto: El Acueducto adelanta otras obras, como los colectores que llevarán el agua a Canoas.“La gente ha tomado conciencia en los últimos años y ya no arroja tantos muebles y basura de gran tamaño. Sin embargo, nuestro principal problema es el pelo de las personas y desechos como condones, toallas, telas y aceite de cocina”, cuenta una de las ingenieras a cargo de la planta.No es necesario entrar en mayores detalles. Pero se requiere que los bogotanos recojan el pelo de la ducha y lo arrojen a la caneca de la basura para que no termine en la planta Salitre o –peor aun– en el río Bogotá y luego en el río Magdalena.El proceso para depurar estas aguas es muy complejo e incluye una serie de tratamientos químicos con cloruro de hierro y polímeros, así como bacterías para mejorar la calidad del líquido.También le puede interesar: Se convertirá Bogotá en una Ciudad RíoLa decantación de las aguas permite evidenciar cuánto material contaminado termina en los cuerpos de agua de la ciudad. De la Ptar Salitre se extraen unas 50 toneladas al mes de residuos sólidos que son llevados al relleno sanitario de Doña Juana. También se procesan unas 3.700 toneladas de lodo que son llevadas a un área denominada predio La Magdalena. Estos lodos se utilizan para la recuperación de suelos.Como la ciudad crece cada día, tanto en número de habitantes, como industria y comercio, los desafíos para descontaminar las aguas residuales son altos.Por ello, hace un par de años el Distrito y la CAR contrataron la ampliación de la planta Salitre. La inversión se acerca a los US$430 millones y permitirá duplicar la capacidad de las instalaciones actuales.No solo habrá más tanques para el procesamiento del agua, también se mejorará la calidad del agua. “Este proyecto de ampliación tiene un avance de 42% y estará operativo en 2021”, dijo la gerente del Acueducto.Pero lo mejor es que esta ampliación permitirá que las aguas tratadas sean usadas en el riego de cultivos. Será más pura. Todo esto gracias al fallo del Consejo de Estado proferido el 28 de marzo de 2014, en donde se ordena realizar las inversiones necesarias que permitan optimizar el tratamiento de las aguas residuales de Bogotá.El fallo también ordena acciones concretas para evitar que las aguas residuales de los bogotanos terminen en el río. De ahí la gran inversión prevista en Canoas, Salitre y redes de colectores.“El tema es que antes de iniciar el proceso de construcción de la planta de Canoas debíamos ejecutar un gran proyecto de colectores de aguas en el resto de la ciudad. Es decir, en las áreas que no eran atendidas por la Ptar Salitre”, explicó la directora.Eso significaba construir unos 21 kilómetros de grandes tuberías que recogieran el agua residual de los canales Tunjuelo y Fucha y de allí conducirla a Canoas. Las inversiones en esas redes de tubos gigantescas superan los $700.000 millones en los últimos 10 años.

Foto: Con una inversión de US$430 millones, se adelanta la ampliación de la Ptar Salitre. Una vez terminada en el año 2020, se podrán tratar 8 metros cúbicos por segundo. El doble de lo procesado en la actualidad.Los bogotanos recordarán que en una de esas intervenciones fue en la que quedó enterrada una máquina tuneladora, lo que propició una millonaria demanda por parte de los Solarte (firma que hace parte del consorcio constructor) contra el Distrito. La máquina tuvo que ser retirada por partes y ahora –según el fallo– tendrá que ser armada de nuevo. “Acá es necesario precisar que la tubería de los colectores no haentrado en operación, pero esperamos que entre mayo y junio próximo se pueda habilitar. Dependemos de una autorización de la CAR”, anticipó la gerente.Una vez esté lista esta tubería es necesario acometer dos grandes obras adicionales: una gran estación de bombeo y la Ptar Canoas. En cuanto a la primera es necesario explicar que se trata de una obra muy compleja pues debe impulsar el agua varias decenas de metros hacia el predio en donde quedará Canoas. Se trata de 6 bombas gigantes que tendrán que ser construidas cerca al embalse de Muña. La semana pasada se tramitó el Confis para construirla, pues requiere de unos $393.000 millones.“Esperamos adjudicar esta obra en agosto próximo y tenerla lista en noviembre de 2021. La estación de bombeo sería operada por Emgesa, debido a que estas aguas también pueden ser usadas en la generación de energía en el embalse de Muña”, aseguró la funcionaria.Lea también: Se reactiva recuperación del Río BogotáEn cuanto a la construcción de la Ptar Canoas, el Acueducto explicó que los presupuestos de las entidades que financiarán la obra ya están asignados, pero que es necesario aprobar las vigencias futuras. Las cuentas parecen claras: La CAR aportará $1,5 billones, el Acueducto $674.000 millones para la obra más un rubro de $1,4 billones para la operación durante 20 años. La Gobernación aportará otros $61.000 millones, mientras que Hacienda Distrital aportará otros $805.000 millones. “Prevemos abrir la licitación a finales de 2018, ya se adquirió el predio por un valor de $29.000 millones”, dijo Castillo.Este millonario conjunto de obras no solo cumplirá con un fallo del Consejo de Estado, le garantizará a la capital de Colombia contar con un río mucho más limpio. Tal vez sea una exageración afirmar que en pocos años se podrá ir a pescar o nadar, debido a que la recuperación de las riberas es un proceso lento. Lo que sí es claro es que la descontaminación del río permitirá abrir nuevos espacios urbanos. El Distrito calcula que se podrán construir unas 90.000 viviendas en predios muy cercanos a lo que hoy es uno de los caños más grandes del mundo.Varias de las compañías más grandes del mundo ya han mostrado interés para construir tanto la estación de bombeo como la planta de Canoas.El Distrito parece preparado, sobre todo desde el Acueducto. Pero todos sabemos lo complejo que es contratar y sobre todo ejecutar obras de este calibre. El desafío es enorme.

Foto: Así quedará la nueva planta de tratamiento de Canoas. Será capaz de procesar 16 metros cúbicos por segundo.