Colombia lleva una década disminuyendo de forma continua el nivel de pobreza de su población. Igual que los demás países de América Latina, el boom de los precios del petróleo le permitió acelerar esa disminución al aumentar el gasto público focalizado y luego, cuando esos ingresos desaparecieron, fue de los pocos países que logró mantener la tendencia. Sin embargo, en las calles siguen siendo comunes frases como “estoy pobre”, “no tengo dinero” y “no me alcanza”. Estas son excusas para exigir apoyo estatal permanente y, a la vez, asegurar un nivel de ingresos que debería eximirles casi por completo del pago de impuestos. Pero de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), la pobreza extrema en el promedio nacional pasó de 16,4% en 2008, hasta 7,4% en 2017, menos de la mitad. Solo en el último año, 469.000 colombianos salieron de la pobreza extrema. La misma entidad define el ingreso mínimo necesario en $116.330 por habitante, lo que significa que un hogar de 4 personas con un ingreso inferior a $465.320 está en la pobreza extrema. Recomendado: En qué se invertirán los $1.100 billones del Plan Nacional de Desarrollo La línea de pobreza, para 2017, quedó definida en un ingreso mensual de $250.620 por habitante, para un promedio de $1.002.480 en cada hogar de 4 personas. 26,9% de los colombianos está por debajo de esa línea. Sin embargo, la proporción de colombianos que se sienten pobres es mayor: 32%, que en parte se explica por los márgenes de error de las encuestas. Camilo Herrera, presidente de la firma Raddar, especializada en temas de consumo, explicó que de todos modos es "comprensible que haya más gente que se siente pobre que la que se mide como pobre" pues la definición y la percepción de este fenómeno son diferentes. "El grueso de los que se sienten pobres están en el campo, donde efectivamente hay más pobreza, pero la sensación de la misma tiene mucho que ver con la frustración de no tener acceso a cosas que están en el mercado", añadió Herrera. La sensación de pobreza está relacionada con la capacidad de compra que tiene un hogar para acceder a bienes o servicios que considera necesarios, campo que hoy, de acuerdo con Herrera, es más confuso que hace unas décadas, pues todavía no se ha podido establecer, por ejemplo, si una necesidad básica es un teléfono móvil con acceso a un plan de internet. A esto debe sumarse la reducción de la capacidad de pago de los hogares en los últimos años, por fenómenos como el mayor endeudamiento. Diversas mediciones Colombia también mide la pobreza multidimensional, que identifica si una familia no tiene acceso a un número determinado de servicios relacionados con las dimensiones salud, educación, cuidado de la niñez y la juventud, trabajo y condiciones habitacionales. El Dane determinó que en 2017 el 19% de la población estaba allí. Puede interesarle: ¿Por qué le falló el cálculo poblacional al Dane? Para atender a esta población, el Estado entrega hace cerca de 15 años diferentes ayudas monetarias directas que administra el Departamento de Prosperidad Social (DPS), que focaliza el gasto social mediante la caracterización Red Unidos –para pobreza extrema–, el Índice de Pobreza Multidimensional –medido por el Dane–, el puntaje del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Sisbén), la condición de víctima del conflicto armado interno –reconocida por el Registro único de Víctimas (RUV)– y los resguardos indígenas. La entidad tiene varios programas, de los cuales se destacan 7, entre los que se encuentran Familias en Acción y Jóvenes en Acción, que se suman a los subsidios que entrega el Gobierno para los estratos 1 a 3 en educación pública, salud y los servicios de gas y energía eléctrica. Solo estos últimos podrían asegurar una asignación indirecta cercana a los $873.000 para una familia con un ingreso mensual de $1,2 millones y con tres hijos, uno en cada nivel de educación. Susana Correa Borrero, directora del DPS, recordó que la clase media del país duplicó su tamaño en los últimos 15 años, al pasar de 16,3% en 2002 hasta 30,8% en 2017. “Hace 12 años solo 67% de los hogares gastaba en comida en restaurantes de manera regular, hoy la cifra ha ascendido a 87,1% de los hogares. En la misma línea, hace 12 años solo 30,7% de los hogares gastaba en servicios de provisión de acceso a internet, esta proporción hoy alcanza 68,9%”, añadió Correa. Al menos conversar el tema En el mismo sentido, el propio ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, pidió hace unos días durante un debate de las comisiones Terceras y Cuartas de Senado y Cámara de Representantes, que el país por lo menos inicie la conversación sobre la necesidad de aportar más al Estado para que este pueda satisfacer sus exigencias, ya que pasamos de ser un país de ingresos bajos a uno donde la clase media es la mayoría. Recomendado: De las casas gratis de Santos a la devolución del IVA: ¿algo que ver? El ministro Carrasquilla destacó en esa oportunidad que el país todavía piensa que deben ser en su mayoría las empresas las que tienen que pagar los impuestos. “Eso está bien en un país con preponderancia de pobres donde es más fácil recaudar por las empresas, eso es lo que siempre hemos hecho y no se puede cambiar de tajo, pero debemos empezar a cambiar esa lógica a un país de ingresos medios”.
Fuente: Dane Además, estas familias de clase media reciben más dinero que hace 13 años, que distribuyen entre menos personas. Lea también: ¿Por qué los países con climas extremos son más pobres? El reciente censo poblacional reveló que el hogar promedio en Colombia pasó de estar conformado en promedio por 3 o 4 integrantes en 2005 a ser, 45,1%, de entre 2 y 3 integrantes para 2018. Estos hogares más pequeños también reciben más recursos. En promedio, los hogares colombianos reciben $2,3 millones de los cuales gastan $1,9 millones. Es decir que reciben $500.000 mensuales más que hace una década y, de estos, utilizan apenas $200.000 más que en esa época. Para comparar los ingresos y gastos que tiene cada país, la población suele distribuirse en grupos poblacionales de a 10% según sus ingresos, conocidos como deciles, que van del 1 al 10 para sumar 100% de la población. El ingreso promedio de los hogares colombianos que identificó el Dane ubica al promedio de los hogares colombianos en el decil 5, que inicia en los $1,8 millones y está notablemente por encima de ese 26,9% de los colombianos que necesitan los recursos del Estado para acceder a los bienes y servicios que permiten una calidad de vida adecuada. En un país con tanto por avanzar en temas de pobreza, equidad y distribución del ingreso, es necesario que cada quien reconozca realmente su ingreso y aporte, en la medida que el mismo se lo permita, para beneficio de los más necesitados y de su propio bienestar. Puede interesarle: ¿Por qué los algoritmos pueden golpear a los pobres?