Lorena Benítez y José Armando Martínez, como la mayoría de los padres, no pueden dedicar el tiempo completo a educar y jugar con su hijo. Por sus extensas jornadas, decidieron ingresar a Samuel en el jardín de su barrio en Bogotá cuando tenía 2 años.  Después de un año y medio, ha aprendido a reconocer las vocales, ha memorizado los números hasta el 30 y, lo más importante para Lorena, ahora es más sociable. Sin embargo, está a punto de cumplir los 4, y Lorena y José aún no tienen claro a qué edad debería aprender competencias duras como leer, escribir y contar. Actualmente, en Colombia los niños entran al colegio a los 6 o 7 años de edad.  Sin embargo, por elección de los padres, antes de ir a la escuela pasan por un proceso de educación inicial que imparten centros infantiles privados o jardines públicos. Algunos centros infantiles privados han promovido el aprendizaje a temprana edad, con el consentimiento de los padres. De acuerdo con múltiples investigaciones, antes de los 3 años de vida se conforman más de la mitad de las conexiones sinápticas que permiten pensar, ver, escuchar y hablar.  Eso afirma la investigación ‘De las neuronas a los barrios: la ciencia del desarrollo infantil temprano’, publicada por el Consejo Nacional de Investigación y el Instituto de Medicina de Estados Unidos. Los padres temen desaprovechar una edad en la que sus hijos asimilan más fácilmente el conocimiento y, por eso, evalúan la calidad de esos centros por las palabras y números que sus hijos memorizan. Le recomendamos: Estos son los retos en primera infancia de este gobierno  Y menosprecian la importancia del juego, una actividad fundamental, como afirma Sara Elena Mestre, subdirectora técnica para la Atención a la Primera Infancia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). "El desarrollo no es lineal, es un proceso complejo de constantes cambios que favorecen el aprendizaje. Cada situación que viven las niñas y los niños en su día a día, si es acompañada por un cuidador sensible, se convierte en experiencias que potencian las conexiones que se dan en el cerebro", explicó Mestre.  Según la política pública de primera infancia del país, en esa etapa existen cuatro actividades por desarrollar con los niños en casa o en el jardín: jugar, contar historias, realizar cualquier expresión artística, y explorar el mundo.  Esa visión tiene mucho que ver con la de Sandra Marcela Durán, coordinadora de la Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad Pedagógica Nacional y doctora en Educación Social de la Universidad de Granada (España). “Un niño va al jardín a ser feliz, a jugar, porque eso resulta fundamental para que entienda el mundo y se reconozca. Pero los jardines siempre están muy interesados en enseñarles a leer, pues hay una presión de los padres que quieren que sus hijos lean antes de entrar a la escuela”, explicó. Para otros expertos consultados por Semana Educación, los padres deben saber que, antes de aprender habilidades duras como leer, el niño debe haber pasado por un proceso de desarrollo de habilidades socioemocionales. Para Camilo Camargo, rector del Colegio Los Nogales, la edad depende mucho del sistema educativo de cada nación y del entorno de cada niño. “Hay países en donde están expuestos a actividades de lectoescritura a los 7 años porque antes han pasado por un proceso largo en sus jardines”, asegura. Por ejemplo, en Finlandia y Dinamarca les enseñan a leer o a escribir solo desde los 6 años en adelante. “Creemos que a esa edad lo más importante es que los niños jueguen para que de esa forma aprendan”, explicó Hanna Sarakorpi, la directora del colegio público Saunalahti School, de Finlandia, considerado el mejor del mundo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).  Finalmente, en los primeros años es posible desarrollar conocimientos duros a partir del juego y la estimulación temprana, sin llegar a los extremos. En efecto, para Santiago Isaza, director de Educación de la Fundación Luker, “se pueden usar técnicas para que los niños de 3 años aprendan a identificar palabras y números, y a la vez se diviertan. No es necesario separarlas”, dijo. Buscar ese balance en el colegio de sus hijos es hoy una de las tareas más importantes de los padres. Lea también: ¿Por qué fracasó el plan de infraestructura escolar? No es cuestión de plata El juego, la estimulación temprana y una buena nutrición pueden parecer actividades cotidianas y obvias durante la formación de un menor. Sin embargo, varios científicos han revelado que ellas constituyen los ingredientes secretos para formar un niño exitoso. La idea cobra fuerza en el documental Brain Matters, de Genesis Foundation. La directora del largometraje, Carlota Nelson, intenta conocer por qué algunos niños prosperan y otros no, por medio de testimonios de científicos, economistas y familias en diferentes países. En este recorrido encuentra que, en los primeros años de vida, l a etapa que nadie recuerda, una persona potencia sus habilidades. Incluso, es probable cambiar el futuro de un niño sin que la familia tenga dinero, ya que los mismos padres pueden potenciar estas habilidades desde casa. De este tema se estará hablando en la Cumbre Líderes por la Educación, el evento educativo de mayor relevancia a nivel nacional donde expertos nacionales e internacionales discutirán sobre el futuro de la educación en Colombia.  Para mayor información de la Cumbre, visiste www.cumbrelideresporlaeducación.com o comuníquese al teléfono (1) 646 84 00 ext. 4310 o ext. 4301