No quiere dar su nombre. Tampoco su edad ni lo que está estudiando fuera de Colombia, por lo menos no con demasiado detalle. Sólo da permiso para decir que está haciendo un doctorado en Ciencias Políticas en una universidad pública de Madrid, España. Ni siquiera quiere que se difunda el municipio que le vio nacer.Víctor (*nombre ficticio) tiene recelo a Colfuturo. Mejor dicho, a que la entidad no le condone la deuda que tiene con ellos por hablar demasiado. Y es que, como él mismo explica, “está en periodo de estudio”, lo que significa que, aunque todavía no está obligado a hacer frente al pago que adquirió con la entidad en 2014 para costearse su doctorado, lo tendrá que hacer cuando regrese a Colombia. Será en ese momento, “octubre de 2017, según se acordó”, cuando “deberé empezar a hacer los abonos y me dirán si me condonan parte de la ayuda”. Una cifra que le llegará con más ceros por los que inicialmente firmó.Víctor lleva tres años fuera de Colombia y ahora, a poco más de un año de regresar a su país, no sabe cómo va a afrontar el pago de su beca-crédito. ¿Por qué? Porque está tasada en dólares pero el pago se realiza en pesos. “En el plazo de un año, los montos se dispararon entre más de un 50%”. En otras palabras, su deuda se ha inflado en esos porcentajes debido a la devaluación tan acusada que ha experimentado el peso en el último año en comparación con la moneda estadounidense.La ayuda de 50.000 dólares que le brindó Colfuturo para cubrir la matrícula de su doctorado (3.000 euros en total) y la manutención de 800 euros al mes por un periodo de cuatro años se duplicó de precio. “En 2014 hice los cálculos de lo que tendría que devolver a mi regreso y calculé que serían unos 50 millones de pesos después de condonarme parte de la ayuda”. Por ese entonces, la moneda estadounidense tenía una cotización de 1.900 pesos.Ahora, con el dólar a más de 3.000 pesos, el crédito que adquirió Víctor asciende a 150 millones de pesos (sin condonación). Atrapado en una deuda imposible de afrontar, el futuro doctor optó, como tantos otros estudiantes, por dejar de recibir la ayuda que le quedaba pendiente: se plantó con 35.000 dólares.Gracias al apoyo de sus padres, subsiste con 500 euros mensuales que le giran desde Colombia para su manutención, ya que la matrícula ya está costeada. Su visa de estudiante tampoco le permite trabajar de forma legal. “Mi familia me extendió la mano con dificultades cuando me vieron envuelto en esto. Han sido meses de mucha angustia”, cuenta. Acercamiento sin resultadoComo Víctor, otros tantos afectados por el incremento del dólar se han organizado en varias ocasiones para buscar una solución a su situación.La movilización de los deudores, especialmente a través de las redes sociales, motivó a que el pasado julio de 2015 el director de Colfuturo, Jerónimo Castro, y parte de la cúpula administrativa los recibiera para debatir las opciones de unos y otros. Semana Educación tuvo acceso a la minuta de la reunión, en la que, la fundación se mostró implacable: “Que el apoyo está denominado en dólares no es una novedad, sino una condición histórica del programa desde el mismo inicio de la fundación en 1991".Por su parte, los deudores argumentaron que, si bien sus peticiones no van encaminadas a que se les condone el total del préstamo, es necesario introducir una estrategia para “reducir el riesgo y la vulnerabilidad financiera en situaciones como la actual”. Bajo esta lógica, presentaron dos propuestas. La primera, fijar una tasa de cambio fija durante todo el periodo de pago con una tasa de interés aproximada del 8 %. La segunda, fijar un techo para limitar la volatilidad de la cotización del dólar.Las dos iniciativas fueron descartadas por Colfuturo que propuso la suya propia: “sustituir la deuda en dólares con la entidad por una en pesos con los bancos del país, con los que ya se están manteniendo conversaciones para tal fin”. La entidad reiteró su postura de que no se va a hacer cargo de la deuda de los estudiantes puesto que estos “tomaron la decisión de postularse y de aceptar el apoyo de la fundación por su propia y madura decisión” y bajo unos términos claros.Los deudores alegan falta de controlEl crecimiento que ha experimentado Colfuturo en los últimos 15 años evidencia que, a pesar de los riesgos asociados a la devaluación del dólar, su estrategia es exitosa: pasó de beneficiar a 75 estudiantes en el año 2000 a 1.509 en 2015.Sin embargo, como adelantó Víctor a esta publicación, no es lógico que siendo una entidad que gestione operaciones tan grandes, no haya ningún ente de control competente para vigilarlo. Más aún cuando “el Ministerio de Educación (MEN) y Presidencia sacan pecho de los resultados positivos de Colfuturo, y Colciencias también le aporta unos recursos públicos”, alega.La Superintendencia Financiera, ente responsable de la vigilancia de concesiones de crédito en Colombia, se manifestó impedida en un documento que remitió a una beneficiaria de Colfuturo a raíz de un recurso de petición que interpuso esta y al que tuvo acceso Semana Educación. De acuerdo al texto, firmado por Javier Alfonso Pulido Plazas, funcionario del Grupo de Prevención y Control del Ejercicio Legal de la Actividad Financiera, “Colfuturo no se encuentra sometida a la inspección, vigilancia y control de la Superintendencia” ya que es una fundación sin ánimo de lucro, no una persona jurídica.Por el momento, los deudores de la fundación siguen buscando una vía para mejorar su situación, pendientes en cualquier caso de su mayor problema: la tendencia del peso a seguir devaluándose frente al dólar.PARA EL DEBATESi conoce más casos de deudores de Colfuturo en esta situación, deje sus comentarios en nuestro Twitter @SemanaEd y @JuliaAlegre1.