Hablar en público es mucho más que una situación estresante, se convierte inclusive en lo que se conoce como ‘glosofobia’. Los síntomas son generales, y lo peor, evidentes: las manos sudan, el rostro se le enrojece, tartamudea, tiembla y se enreda a la hora de hablar. Tener miedo es algo inherente a la condición humana. Es además una emoción necesaria: es un mecanismo de defensa que ayuda a ser prevenido y cuidadoso para tomar una decisión. Pero al tiempo se puede convertir en un problema que impide realizar cosas importantes. En los colegios, es frecuente que los estudiantes hagan exposiciones de trabajos al frente de todos sus compañeros. Unos se muestran más seguros que otros, pero al fin y al cabo, todos pasan por esa misma situación. El problema es que no hay una preparación previa. En otras palabras: se “lanza al agua” al estudiante “sin saber nadar” y se le obliga a que afronte la situación como pueda. A algunos esa experiencia traumática los marca de por vida, con secuelas que llegan hasta la edad adulta. Pero es importante enfrentarlo porque para expresar ideas, proyectos, rendición de cuentas, entre otras, es común recurrir a las presentaciones al frente de un público. Los síntomas que reflejan las personas con glosofofia y la percepción que se genera en los espectadores por este motivo, es falta de conocimiento. Eso es grave en el ámbito profesional. Se entiende que si un profesional está parado ante un público es porque conoce de lo que está hablando. Semana Educación consultó a Pedro Medina, empresario fundador de McDonald´s en Colombia. Estudió en Harvard metodologías para construir capital social en Colombia y es el actual presidente de la Fundación Yo Creo en Colombia. Es, además, un reconocido asesor empresarial y experto del curso de Dinero Mentor ‘Presentaciones efectivas’. Medina expuso las siete claves principales para desarrollar un mensaje poderoso y hacer una presentación efectiva. Las siete claves 1. Arrancar y terminar fuerte. Piense como enganchar desde el comienzo. Las personas que vienen a oírle llegan con problemas y pensamientos, ilusiones. Al presentar, tiene una oportunidad de oro de enganchar desde el principio. 2. Saber que las partes teóricas no pueden ser tan largas. A veces el concepto puede ser solo una frase. Es importante tener historias para soportar la teoría. Las historias entretienen pero en exceso no dejan un mensaje claro. Tenga en cuenta que cada uno aprende de una forma diferente. 3. El objetivo es llegarle a todos. No solo pararse y estar ahí. Piense como acercarse a su auditorio. En la medida en que usted se muestre como una persona accesible y humana, la audiencia se acerca más a usted. 4. Cree material constantemente, con lo que vive, con lo que observa, lo que le cuentan los demás. Esté atento y alerta todo el tiempo de lo que ocurre en su vida. Así mantendrá fresco su mensaje. 5. Busque generar asombro. Encuentre cosas realmente valiosas para las personas. Para esto corra riesgos, haga algo diferente, deje salir el niño que lleva dentro. Sea auténtico, juguetón, desprevenido, irreverente... 6. Hile las historias, la teoría, los datos, las dinámicas y el humor. 7. Deje unos aprendizajes claros y haga un llamado a la acción.