La Unesco, la Unicef, el Programa Mundial de Alimentos y el Banco Mundial publicaron las nuevas directrices sobre la reapertura segura de las escuelas ante los actuales cierres que afectan a casi 1.200 millones de alumnos de todo el mundo. En varios países, incluido China, epicentro del virus, ya comenzaron a reabrir los colegios a pesar de que no se ha superado del todo la pandemia.
La Coalición Mundial de la Educación recomienda a los colegios centrarse en prácticas que compensen el tiempo de instrucción perdido y aprovechen los modelos didácticos híbridos. En las directrices se advierte que el cierre generalizado de los establecimientos educativos en respuesta a la pandemia de la covid-19 representaba un riesgo sin precedentes para la educación y el bienestar de los niños, en especial para los marginados que dependen de la escuela para su educación, salud, seguridad y nutrición. Por ejemplo, en días pasados se advirtió que debido a esta situación, la alimentación de unos 370 millones de menores estaba en riesgo.
“A pesar de que muchos estudiantes se están quedando atrás en su trayectoria de aprendizaje debido al cierre prolongado de las escuelas, la difícil decisión de cuándo y cómo reabrir las escuelas debería ser una prioridad”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la Unesco. Para la funcionaria, una vez que se dé luz verde desde el punto de vista sanitario, habrá que adoptar toda una serie de medidas para asegurar que ningún alumno se quede atrás. "Estas directrices proporcionan una orientación general a los gobiernos y asociados a fin de facilitar la reapertura de las escuelas para los estudiantes, los docentes y las familias", explicó Azoulay.
En el marco de la Coalición Mundial para la Educación, los organismos mencionados presentaron conjuntamente, en una reunión de ministros de Educación, sus recomendaciones sobre la planificación para la reapertura de las escuelas. Estas incluyen los siguientes aspectos: Reforma de las políticas. Recomienda hacer las reformas necesarias para ampliar el acceso equitativo de los niños marginados y los niños sin escolarizar, así como para fortalecer y normalizar las prácticas de aprendizaje a distancia, ya que aún el tiempo del cierre de escuelas es incierto y los niños en condición de vulnerabilidad no pueden quedarse rezagados. Necesidades de financiación. Instan a los gobiernos a invertir en el fortalecimiento de los sistemas educativos para la recuperación y la resiliencia. Funcionamiento seguro. Una vez se abran los colegios hay que garantizar condiciones que reduzcan la transmisión de enfermedades, salvaguarden los servicios y suministros esenciales y promuevan un comportamiento saludable. Esto abarca el acceso a jabón y agua limpia para el lavado seguro de las manos, los procedimientos aplicables cuando el personal o los alumnos se sientan mal, los protocolos de distanciamiento social y las buenas prácticas de higiene. Compensación del aprendizaje. Hay que centrarse en prácticas que compensen el tiempo de instrucción perdido, fortalezcan la pedagogía y aprovechen los modelos didácticos híbridos, como los enfoques integradores en la educación a distancia. Se deben incluir conocimientos sobre la transmisión y prevención de enfermedades.
Por su parte, el director de educación del Banco Mundial, Jaime Saavedra, resaltó que se trata de un momento decisivo, ya que es el punto de partida de una nueva normalidad que debería ser más efectiva y equitativa. "Las escuelas deberán disponer de planes específicos para facilitar la recuperación del aprendizaje de los estudiantes más desfavorecidos", dijo.