A causa de la epidemia del coronavirus, 13 países se han visto obligados a cerrar todos los colegios, lo que afecta a más de 290 millones de estudiantes en todo el mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se trata de una "cifra sin precedentes". Italia, principal foco de la enfermedad en Europa, que superó el miércoles los 100 muertos (3089 contagiados, de los cuales 107 han muerto), ha tomado medidas excepcionales: todos los colegios y universidades permanecerán cerrados desde este jueves 5 hasta el 15 de marzo. "Si bien los cierres temporales de escuelas como resultado de crisis sanitarias y de otro tipo no son algo nuevo, lamentablemente, la escala y la velocidad mundial de la actual interrupción de la educación no tienen comparación y, si se prolongan, podrían amenazar el derecho a la educación", afirmó Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, en un comunicado.
Corea del Sur, segundo punto principal de contagio después de China (5766 infectados, de los cuales han muerto 35 personas), ha prolongado las vacaciones tres semanas en centros educativos y guarderías. "Estamos trabajando con países para asegurar la continuidad del aprendizaje para todos, especialmente los niños y jóvenes desfavorecidos que tienden a ser los más afectados por el cierre de escuelas", agregó Azoulay. En ese sentido, la organización anunció que el próximo 10 de marzo habrá una reunión de emergencia de ministros de educación para "compartir respuestas y estrategias para mantener la continuidad del aprendizaje y garantizar la inclusión y la equidad".
La organización de la ONU para la Educación y la Cultura hizo énfasis en que hace solo dos semanas, China, donde apareció el virus en diciembre, era el único país que había cerrado las instituciones educativas. Además, la organización aseguró que apoya la implementación de programas de educación a distancia a gran escala, así que recomienda aplicaciones y plataformas educativas que permitan a los maestros llegar a los niños y jóvenes de forma remota. "Lo más importante es una reducción en el tiempo de instrucción, que afecta el logro del aprendizaje. Cuando las escuelas cierran, el rendimiento educativo sufre. La interrupción de la escolarización también conduce a otras pérdidas más difíciles de medir, incluidos los inconvenientes para las familias y la disminución de la productividad económica a medida que los padres luchan por equilibrar las obligaciones laborales con el cuidado infantil. Los cierres también agravan las desigualdades educativas: las familias económicamente favorecidas tienden a tener niveles más altos de educación y más recursos para llenar las brechas de aprendizaje y proporcionar actividades de enriquecimiento a los niños que no pueden asistir a la escuela", reiteró la Unesco. Finalmente, la organización anunció que seguirá monitoreando el tamaño, la escala y la extensión geográfica de los cierres de escuelas. De igual forma, manifestó que está lista para apoyar a los países a medida que adopten medidas inclusivas apropiadas.