De acuerdo con la Unesco el número de estudiantes afectados por el cierre de escuelas y universidades, por culpa del covid-19, se ha cuadruplicado en 138 países alcanzando los 1.370 millones, lo que representa más de 3 de cada 4 niños y jóvenes en todo el mundo. En Colombia, el número de jóvenes afectados es de alrededor de 11 millones y según el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE), de la Pontificia Universidad Javeriana, el 96% de municipios del país no cuentan con herramientas para poder implementar lecciones virtuales. Es aquí, donde los rectores de las instituciones pasan de ser líderes de una institución a ser líderes de una comunidad entera, sobre todo en áreas rurales, donde garantizar por estos días la educación de los niños, puede ser una tarea que ni el más aventajado de la clase podría realizar.

Para Luis Iván Caipe, rector de la Institución Educativa los Andes, en Cumbal, Nariño, “la ruralidad en algunos casos carece de conectividad y medios tecnológicos que permitan dar cumplimiento a lo propuesto por el Gobierno nacional. Además, las ordenes no están aterrizadas al contexto y a la dispersión de la población estudiantil en estas zonas, con lo cual no se puede asegurar que los estudiantes tengan equipos de cómputos o celulares con datos para hacer tareas”.

Esta situación ha generado que tanto Luis, como el resto de rectores ubicados en áreas rurales, tomen cartas en el asunto y en su rol como líderes, están buscando soluciones a las problemáticas que afrontan.  Plan de acción Teniendo en cuenta que uno de los mayores problemas que se afronta en la ruralidad es de conectividad y herramientas, la labor de los rectores debe ser integral y eficaz para mitigar la falta de educación en el corto plazo. Por lo anterior, Lisset Peñuela, rectora del Colegio Rural Pasquilla, ubicado en Ciudad Bolívar, localidad 19 de Bogotá, explica que lo primero que se debe tener en cuenta como plan de acción, es salir de la rigidez de las instituciones tradicionales, es decir, realizar un diagnóstico sobre los estudiantes, saber quiénes cuentan con acceso a internet y quiénes no, y a partir de ese momento tomar decisiones que pueden ir desde ubicar a profesores para que se encarguen únicamente de los niños que pueden tener clases por internet, otros que preparen material físico para enviar a los que no tienen acceso y otros que atiendan de manera telefónica para atender llamadas puntuales.

Otro de los pilares con los que se debe sustentar esta coyuntura, pasa por las alianzas que tengan los rectores o líderes con la comunidad a la que pertenecen, “en estos casos hay que sacar pecho de todas las relaciones comunitarias que como rectores y líderes debemos construir con la comunidad  a la que pertenecemos, esto es de suma importancia porque nos permitirá, desde hacer llegar material impreso a lugares muy apartados, hasta por juntas de acción comunal o los mismos sacerdotes, impartir lecciones para ayudar a los niños con sus clases”, expresó Lisset Peñuela. Por último, pero no menos importante, una de las acciones que deben llevar a cabo los rectores, es mantener una excelente comunicación con las autoridades nacionales, departamentales, rurales, entre otras, pues es por medio de estas con las que se podrá conseguir más recursos o herramientas, para poder mitigar crisis como la que está viviendo el mundo entero.

Recuerden que en épocas de crisis es donde surgen los verdaderos líderes y las mejores acciones, así que la invitación en esta época de coyuntura es a sacar lo mejor de cada uno, a reinventarse y a trabajar por los jóvenes que son el pilar y futuro.  *Contenido en alianza de la Educación que nos une