En el transcurso de esta semana el Ministerio de Salud confirmó la muerte de cuatro médicos, dos en Bogotá y dos en Cali, que fallecieron a causa del coronavirus, noticia que enlutó al país y que generó que desde diferentes sectores se exigiera al Gobierno nacional mayores garantías de bioseguridad para los galenos que afrontan la crisis generada por la covid-19. Dada esta situación, la propuesta de la Universidad Nacional de crear cámaras de aislamiento para los pacientes de covid-19 toma especial relevancia. Este proyecto, además, recibirá financiación por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para que el mecanismo de protección pueda ser desarrollado y producido en masa.
La cámara de aislamiento comercial más barata cuesta en el mercado 6,5 millones de pesos (sin incluir los costos de importación); sin embargo, en esta contingencia no hay unidades disponibles ni en Colombia ni en el extranjero. Por esto surgió el reto de construrla de manera rápida y económica con materias primas que tengan suficiente inventario en Colombia. El Grupo de Investigación en Diseño de Estructuras Compuestas Avanzadas (Dadcomp), dirigido por el profesor Juan Manuel Meza, en alianza con el Grupo de Investigación en Biosuperficies, ambos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional Sede Medellín, y las empresas Compoestructuras y Precimec conformaron el equipo de trabajo multidisciplinar de médicos, administradores, ingenieros y tecnólogos que creará la cámara para aislar y transportar pacientes de forma segura, ya que esta no permitirá la salida del virus.
La cámara de aislamiento tiene dos componentes principales: una estructura en forma de semicilindro construido en materiales poliméricos y un sistema de ventilación.
Además, cuenta con una entrada de aire que pasa por un filtro para mejorar su calidad y una salida conectada a una bomba de vacío que funciona tanto con una batería eléctrica recargable como con una toma de la red eléctrica. Entre la salida de aire y la bomba hay un filtro de aire de alta eficiencia, el cual impide la salida de virus. De esta forma, debido a que dentro de la cabina la presión es levemente menor que en el exterior, aun si la cabina fuera perforada, siempre habrá un flujo de aire continuo en esta que solo podría salir a través del punto de menor presión, es decir el filtro, lo que permite que el aire que sale de la cabina sea de mejor calidad. La propuesta de la universidad costaría cerca de 3,5 millones de pesos y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación financiará el diseño, la producción y entrega de 40 cabinas de aislamiento y 40 camillas de transporte.
El profesor Meza precisó que actualmente se optimiza el diseño preliminar y se espera tener construidos los primeros prototipos el próximo 25 de abril. Las primeras unidades completamente operacionales se entregarán en la segunda semana de mayo y se les hará seguimiento de operación en ambulancias y hospitales para, si es necesario, aplicar correctivos en el diseño y mejorar el modelo definitivo, del cual se espera obtenga tasas de producción y entrega a los hospitales de al menos cuatro unidades diarias.
El investigador agregó que para concluir los distintos niveles de desarrollo del producto, hasta llegar al grado de comercialización, es probable que se requieran pruebas de laboratorio adicionales a los que se realizarán durante los próximos dos meses. “Aunque nuestra experticia no está en el campo de aplicaciones médicas, pues nuestro grupo diseña componentes estructurales en materiales compuestos, con la participación de otro grupo de materiales y de una empresa que fabrica componentes aeronáuticos y otra que fabrica implantes, sacaremos adelante esta propuesta”, concluyó el docente.