La Universidad Abierta y a Distancia (Unad), con educación virtual que ofrece programas de formación profesional, tecnológicos, especializaciones, maestrías y diplomados, entre otros, tiene el reto de mantener a sus estudiantes en medio de la la pandemia del coronavirus. Con más de 130.000 alumnos inscritos, muchos con ingresos económicos bajos, el claustro le apuesta a seguir creciendo pese a la adversidad. ¿Cómo lo hará? Jaime Leal, su rector, habló con SEMANA. 

¿Es la UNAD líder en educación virtual? Sí. Durante sus 39 años de existencia, la Unad ha sido el estandarte de la revolución educativa en el aprovechamiento de la tecnología para ofrecer educación de calidad y como tal es nuestro deber formar líderes mundiales con actitud y conciencia al cambio, y las habilidades, no solo para trabajar, sino para mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad. Esta constante evolución ha ido de la mano con una permanente mejora de nuestro sistema y experiencias bajo la modalidad ‘e-learning‘ para garantizar un ambiente intuitivo, eficiente, seguro y dinámico para todos nuestros estudiantes; el acceso a cada vez mayores fuentes de conocimiento ‘online‘ y ‘offline‘ y el fortalecimiento de nuestra infraestructura digital. Todo ello le ha valido a la Unad anualmente el reconocimiento como una de las entidades más innovadoras del país por el uso de sus sistemas y recursos digitales para la educación. Y han hecho que la Unad pueda desarrollar su propósito fundamental de llevar la educación a todos los colombianos sin importar su ubicación geográfica, situación económica, social, estado de vulnerabilidad o posibilidad de acceso a la información y a los recursos tecnológicos. Hoy en día hablamos de una Unad 4.0, no como una versión digital de su denominación, sino como la evolución de un proyecto que a lo largo de la historia ha trascendido las barreras tradicionales de la educación, legitimando el rol del modelo pedagógico a distancia y el valor del aprendizaje autónomo, colaborativo y significativo que, al mismo tiempo, se soporta en los más importantes avances tecnológicos de la actual sociedad del conocimiento. ¿Qué está haciendo la Unad en tiempos de coronavirus? La crisis actual generada por la pandemia permite entender que la virtualidad y el uso de las tecnologías exponenciales son un método estratégico para afrontar las problemáticas de la educación y el trabajo; pero, más aún, muestra de manera acelerada la ruta de transformación educativa digital que debemos afrontar desde ya de cara a los desafíos presentes y futuros. Es en este contexto, para responder en esta coyuntura, buscamos brindar oportunidades de acceso y permanencia no solo a los más de 130 mil estudiantes de estratos 1 y 2, con los cuales ya contamos, ubicados en todo el país y cuyas condiciones económicas con la actual pandemia no son las mejores y amenazan con empeorar por la pérdida de sus trabajos, lo cual también afectarían los ingresos que cubren la satisfacción de sus necesidades básicas y la de sus familias, así que se les tornará difícil pagar la matrícula en nuestra universidad, cuyo promedio es de un millón y medio de pesos semestralmente en programas de grado. Es por ello que la Unad diseñó el Plan de Solidaridad Extendida que reúne los esfuerzos de todos los líderes de la organización, para que en estos momentos difíciles para la economía familiar y nacional estudiantes, docentes, egresados y nuevos aspirantes puedan continuar adelante en su proyecto académico y de vida. Las medidas contemplan flexibilidades académicas, alternativas de financiación, descuentos en el valor de la matrícula y derechos de grado y de matrícula, así como posibilidades de acceso a conectividad en convenio con Movistar y una apuesta institucional denomida Campus Off, que permite a estudiantes que no cuentan con internet ingresar al campus y desarrollar sus actividades sin esta limitante.

Además, como universidad estatal, la Unad ha acudido al Ministerio de Educación Nacional para que con una clara visión social coadyuve para buscar alternativas y acciones estratégicas basadas en cálculos que podamos diseñar conjuntamente, para aproximarnos a la superación del crítico obstáculo económico que podría frustrar el logro de las metas y sueños de formación en un alto porcentaje de nuestro estudiantado actual y futuro en las regiones más apartadas de Colombia. En ejercicio de la autosostenibilidad que demanda la Ley 30, en los últimos quince años generamos con recursos propios el equivalente promedio al 80 % del total proyectado anualmente; nuestra principal fuente proviene, entonces, de las matrículas estudiantiles, que a la luz de los efectos devastadores de la pandemia en las poblaciones más vulnerables se torna en una gran y real amenaza a nuestra sostenibilidad financiera. Usted ha dicho públicamente que la “Unad navega en sus aguas". ¿Qué quiere decir con ello? La Unad es en la actualidad la universidad estatal de vanguardia en educación virtual y ocupa el primer lugar en Colombia por su cobertura poblacional y geográfica y por su participación en todos los niveles del sistema educativo (alfabetización, educación básica y media y educación superior de grado y posgrado). Y dicho sea de paso, la única del sistema universitario estatal que hoy puede garantizar estabilidad y continuidad formativa a sus más de 130.000 estudiantes en toda Colombia, sin que ninguno de ellos haya tenido alguna afectación en su calendario académico. En ese mismo contexto, la Unad es hoy reconocida por la Unesco como una universidad que impulsa las nuevas dinámicas de la educación superior en la búsqueda de la transformación y la movilidad de miles de jóvenes colombianos, favoreciendo su acceso a la educación y la permanencia en ella mediante el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de modelos pedagógicos apropiados a la sociedad del conocimiento. Además, el manejo pulcro y transparente de las finanzas y la gestión de la universidad son los que llevaron a que el pasado mes de mayo, el Departamento Administrativo de la Función Pública nos reconociera en el primer lugar, entre las 32 universidades públicas, como la institución con mejor desempeño en su gestión integral. Es por eso que decimos que la Unad navega en sus aguas. ¿Cuántos estudiantes tiene matriculados la Unad? La Unad tiene 135.897 estudiantes matriculados en sus diferentes sistemas de formación: Sistema de Educación Superior (109.791), Sistema de Educación Permanente (6.030), Sistema de Educación Continuada (13.680) e Instituto Virtual de Lenguas, Invil (5.899).   ¿Dónde tiene presencia la Unad? La Unad hace presencia en el territorio nacional con 36 Centros de Educación Abierta y a Distancia (Cead), 9 Centros Comunitarios de Atención Virtual (CCAV) y 20 Unidades de Desarrollo Regional (UDR), para un total de 65 centros regionales a lo largo y ancho del país, agrupados en 8 zonas: Caribe, Occidente, Centro-Oriente, Boyacá, Bogotá-Cundinamarca, Centro Sur, Sur y Amazonia-Orinoquia, además de su proyecto de internacionalización, Unad Florida, en Estados Unidos. Si una persona desea estudiar en la Unad y no cuenta con recursos económicos, ¿qué debe hacer? La Unad ha hecho esfuerzos significativos por brindar posibilidades a nuestros estudiantes y aspirantes. Lo primero que les diría sería que acudieran al Plan de Solidaridad Extendida que ofrece alternativas de descuento y financiación. Además, la Unad cuenta con cerca de 400 convenios de descuento que van desde el 10 % hasta el 40 %, que actualmente beneficia a más del 80 % de nuestra población estudiantil. También están los programas de Gobierno, como son Generación E y Jóvenes en Acción. El primero, en su componente Equidad, subsidia el valor de la matrícula de jóvenes en situación de vulnerabilidad, y el segundo, que ofrece auxilios económicos para el sostenimiento que van desde $400.000 hasta $1.000.000 por semestre calendario.  ¿Contempla la educación presencial? La Unad fue la primera institución que nació desde su origen para la educación a distancia y la virtualidad. A diferencia de la educación presencial, su génesis no se instala en la orilla de la enseñanza, sino en la orilla del aprendizaje, y desde ella se planifica para hacer una necesaria intervención en las motivaciones de cada persona para asumir nuevos roles, tanto de quien aprende como de quien guía, orienta y motiva al aprendiz, generando un modelo pedagógico diferencial, pero a la vez enriquecido con otros componentes de orden didáctico y tecnológico. La concepción de distancia interpretada como lejanía es a nuestro parecer errónea, ya que nada más cercano a la intencionalidad de la autoformación en la interacción humana entre sujetos que, aunque distantes, geográficamente comparten el mismo entusiasmo por un objeto de conocimiento para aprender a gestionarlo. Hablar de una educación a distancia sin distancias es el mayor fin de nuestro modelo educativo, que busca fundamentalmente beneficiar a poblaciones mayoritarias con oportunidades de educación sincrónica y asincrónica, sin importar la condición geográfica, económica, de edad, credo, entre otras, que pudieran restringir el acceso y la permanencia de dichas personas en el escenario de la institucionalidad educativa. Es allí donde se marca la gran diferencia en las finalidades de la educación tradicional con la educación a distancia y virtual, que indudablemente requiere tiempos apropiados para que la institucionalidad convencional aprenda a planificar y utilizar los recursos humanos y tecnológicos requeridos, y en especial para usarlos pedagógicamente dentro de los canales de comunicación que faciliten ese aprender a aprender de quienes se comportan como sus actores fundamentales.