Desde hace un par de años, la Fundación Universidad Autónoma de Colombia (FUAC) había dejado de ser noticia por los logros de sus más de 40 mil egresados, entre quienes hay magistrados y altos funcionarios estatales, y pasó a serlo por una crisis económica generada por millonarias deudas de salarios y prestaciones laborales a centenares de profesores y empleados administrativos.
Debido a estas deudas, que solo en salarios superan los 16 mil millones de pesos, en mayo de 2019 los trabajadores estuvieron 76 días en paro, después de haber trabajado cinco meses sin recibir salario y sin que les pagaran la prima y las obligaciones laborales de 2018.
Para levantar la huelga, que tenía sin clases a 4.500 estudiantes, intervinieron los Ministerios de Trabajo y Educación. Hubo compromisos de pago y, en agosto, se puso en cabeza de la universidad a Ricardo Gómez, exrector de la Universidad de Caldas, con el fin de enderezar el rumbo.
El panorama de la universidad que recibió Gómez no era sencillo. Por esa razón, el nuevo rector buscó varias alternativas. Incluso, se llegó a considerar no abrir las matrículas para el segundo semestre del año, tanto para estudiantes nuevos como antiguos.
¿Será viable?
En ese momento, Gómez explicó que a pesar del difícil panorama, se presentó un documento al consejo superior en el que se demostró que la universidad sí es viable de aquí a 2025, si sucedían varias cosas: que se suspendan los pagos exagerados de la convención sindical, lograr el retiro de muchos empleados y profesores, adquirir un crédito y que se logren vender algunos bienes.
Un año después de que se pensara que la FUAC podía dejar de funcionar cuando estaba a punto de cumplir 50 años, el panorama es muy distinto. Hace un par de semanas, el Ministerio de Educación emitió concepto de viabilidad para la Universidad Autónoma de Colombia.
Esta viabilidad la declara con base en las diferentes acciones de mejora que ha implementado la universidad, tanto desde el punto de vista del gobierno universitario, como del modelo financiero de largo plazo, del plan de crecimiento académico, entre otras acciones.
En ese sentido, Ricardo Gómez explicó a SEMANA que hoy por hoy, finalmente se evidencia que la FUAC puede salir a flote, dado que el déficit financiero que tenía se ha ido reduciendo, y se espera que para 2023 la universidad ya no tenga deuda.
Así va la deuda
Mientras en 2019 la FUAC finalizó el año con un déficit superior a los $15 mil millones, el año pasado la cifra ya se redujo a poco más de $9 mil millones. La expectativa es que este año la cifra se reduzca a $5.600 millones.
Explicó que se ha logrado esto al reducir el valor de la nómina en un 23 %, pasando de 14 mil millones a 11 mil millones. El objetivo es reducir la nómina en un 47 %.
Asimismo, Gómez precisó que la universidad tiene más de 130 mil millones de pesos en inmuebles, de los cuales se debe vender una pequeña porción para pagar deudas a funcionarios.
Si bien la noticia es muy positiva, toda la comunidad universitaria debe mantenerse muy atenta, pues el ministerio también exigió seguir mejorando para cumplir con compromisos de carácter académico, financiero y administrativo.
Lo que preocupa
Una de las preocupaciones del ministerio estaba relacionada con la consecución de un préstamo por 8 mil millones para atender parte de las deudas, pero este no se realizó tal y como se había presentado en el plan inicial al MinEducación.
Sobre este tema, el rector explicó que el crédito de 8 mil millones se había descartado hace un mes, pero que se volverá a pedir por ese mismo valor o, incluso, por más, dado que la situación financiera actual es mejor que la que se tenía cuando se pidió el crédito inicial. “Lo podemos hacer con bancas de inversión o Findeter (...) Lo importante hoy es que la FUAC tiene otra cara”, señaló Gómez.
Eso sí, uno de los aspectos importantes de los cuales depende la FUAC es el de volver a crecer en el número de estudiantes. La universidad pasó de tener 8.000 alumnos en 2015, a poco más de 2.000 durante el año pasado. ¿Lo logrará?