Cada frase de José Joaquín Brunner revela la magnitud de la transformación de la educación superior en América Latina. Y no es para menos, Brunner se ha dedicado a conocer diferentes sistemas educativos en el mundo. Ha sido profesor, investigador y consultor del Banco Mundial y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud). Por su experiencia, se atreve a asegurar que uno de los cambios más significativos que ha transformado y que seguirá cambiando la educación superior es la expansión de la matrícula. Las cifras que presentó en la Cumbre Líderes por la Educación así lo evidencian: en 1950, América Latina tenía una tasa de cobertura del 15 por ciento, mientras hoy cuenta con una tasa del 50 por ciento. De modo tal que hemos pasado de ofrecer acceso a una pequeña minoría a tener un sistema masivo. En ese proceso de transformación, las instituciones también han evolucionado. Brunner reveló que mientras en 1950 solo había 75 universidades en todo América Latina, hoy tenemos más de 100.000, de las cuales el 50 por ciento son privadas. Un gran cambio, pues en 1950 todas eran públicas. Con la llegada de instituciones sin y con ánimo de lucro, y fundaciones, existe una variedad de programas que antes no teníamos y que intentan responder a la demanda del mercado laboral. Relacionado: “La educación superior gratuita es irreal y profundamente inequitativa" Sin embargo, con esa masificación de la educación superior aparecen enormes desafíos en materia de empleo. El experto chileno asegura que cada año 200.000 jóvenes en todo América Latina salen de las universidades con el deseo de ingresar al mercado laboral, pero no todos logran emplearse. Por otro lado, Brunner advirtió que para enfrentar esos desafíos que imponen los mercados, la tecnología y la cultura, no es posible seguir usando el mismo modelo de educación superior del siglo XIX. Es tiempo de cambiar como lo han hecho los sistemas educativos de Europa, Estados Unidos y Canadá, en donde ya se están formando a los nuevos profesionales en corto tiempo y por competencias. “Nosotros tenemos serios problemas, porque estamos usando los mismos perfiles de graduación que hace 50 años, seguimos con el método de memorización, evaluando igual que antes. Seguimos con programas largos que ocasionan deserción, desgaste y demora en su graduación y el desarrollo de competencias está olvidado”, explicó Brunner. También: Cumbre Líderes por la Educación: Neuroplasticidad, la clave para aprender Ahora, en cuanto a la financiación, Brunner ve en la ampliación de crédito educativo sostenible una salida. “El capitalismo tiene un poder enorme transformador que puede construir o destruir”. Y agrega: “Cómo aplicar inteligencia artificial en las universidades si aún no sabemos cómo financiarlas”. Finalmente, dejó una pregunta para los rectores de las universidades e instituciones técnicas y tecnológicas que figuran solo como personajes públicos y no como tomadores de decisiones: "Cada rector debería preguntarse: ¿el gobierno de mi universidad está en condiciones de hacer cambios reales que tengan un efecto real?