La aventura de Saif Al-Shraraa comenzó cuando él y su esposa se refugiaron en Jordania en 2013. La pareja alquiló el apartamento modesto de un amigo en Irbid, segunda ciudad más poblada de Jornadia, y en tres días encontró un modesto trabajo en una cafetería local. Saif recién se acomodaba a su nuevo hogar, era un lugar nuevo para él y para su esposa. De su mente nunca sacó la idea de estudiar. Saif comenzó a explorar las vías posibles para continuar sus estudios, pues en Siria había obtenido exitosamente su ‘Tawjini’ (Diploma de Estudios Secundarios) pero no pudo continuar debido a la situación de su país. Sin embargo, tras casi un año en Jordania, Saif oyó hablar de las becas que la Unesco tenía disponible para refugiados sirios y jóvenes jordanos vulnerables.
A través de este programa de becas, se busca ayudar a los jóvenes a recibir programas de formación de calidad con miras a crear oportunidades de empleo. Saif presentó su candidatura para el programa de BTEC (educación en negocios y tecnología) de tercer grado de ingeniería civil en el Luminus Technical University College. El joven sirio fue admitido en el programa, e inició sus estudios en 2015 y gracias a su compromiso pudo culminarlo a finales del 2016: “Durante el día, cuando no asistía a los cursos, trabajaba en el café, y por las noches podía estudiar en casa. Después de obtener el diploma de ingeniería civil, me interesé en el programa de gestión empresarial. Solicité esta beca y me aceptaron”, cuenta. El café en donde Said trabajaba fue puesto en venta casi al tiempo que termino sus estudios. Con ello, Saif vio una oportunidad para mejorar su calidad de vida y pasar de ser un refugiado, a tener su propio negocio. Con su hermano contactó al dueño del café y reunieron todo el dinero que habían ahorrado. El dueño aceptó la oferta y los dos hermanos no tardaron en hacer suyo el lugar: “Emprendimos una importante renovación con miras a hacer del café un sitio más abierto. Para honrar el lugar en el que estudié decidimos bautizarlo como Café ‘Luminus’”, relata Saif.
Pero no todo fue color de rosa para esta familia siria, ya que a algunos miembros de la comunidad jordana les costó trabajo aceptar que este tradicional café fuera vendido a una familia siria. “Tuvimos que superar este comportamiento y perdimos a algunos de los antiguos clientes. En el proceso también ganamos otros nuevos. Antes, el café era frecuentado principalmente por hombres, y ahora las mujeres se sienten a gusto y disfrutan también del sitio”, dice Saif. Aunque hubo un periodo de transición y de dificultades, hoy en día el café Luminus es un negocio próspero: “Mi esposa me ha apoyado mucho. Es como si ella se ocupara de la publicidad del café, recomendándolo a sus amistades que, a su vez, se lo comentan a otras personas. Hemos comenzado también un programa de fidelidad, que ofrece descuentos a los clientes que regresan”. Para Saif, si no hubiera podido estudiar, no hubiera tenido las aptitudes necesarias para sacar adelante un negocio en un contexto que no conocía del todo: "aprendí sobre dirección empresarial, una competencia que reforzó mi resiliencia y sé garantizará a la larga el éxito". A pesar que Saif y su familia dicen que se siente a gusto y están adaptados a su nueva comunidad, no olvida nada de Siria ni renuncia a la idea de regresar. “Toda persona que se ha visto forzada a abandonar su hogar sueña con regresar en algún momento. Si algún día regresara a Siria, me gustaría abrir allí el mismo tipo de café”.