El castigo físico sigue siendo el método más usado por los colombianos a la hora de corregir y educar a sus hijos a pesar de que es una práctica muy controvertida. Un estudio realizado por la Universidad de la Sabana y Alianza por la Niñez Colombiana evidenció que el 52% de los niños y niñas en el país recibe algún tipo de golpe como castigo.“Causar dolor, por mínimo que sea, es un acto de violencia. Palmadas, pellizcos, empujones, coscorrones, lavar la boca con jabón, forzar a comer picantes, son actos que las personas creen que en su contra son violentos, humillantes y degradantes, Pero, cuando son en contra de las niñas, niños y adolescentes los justifican como ‘forma de corrección‘", explica Gloria Carvalho, secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez Colombiana.

Buscando cambiar este panorama, esta Alianza, en conjunto con el Icbf, vienen batallando desde hace algún tiempo por lograr prohíbir mediante un proyecto de ley el castigo físico a los niños, con lo que Colombia se convertiría en el país número 57 en el mundo en prohíbir por ley esta práctica.Este jueves, en horas de la tarde, la Cámara de Representantes discutirá en Plenaria si est proyecto de ley, que busca modificar el Artículo 262 del Código Civil que deja abierta la posibilidad de castigar “moderadamente” a los menores de edad, sigue su curso o definitivamente se hunde.Varios estudios científicos presentados por los ponentes del proyecto evidencian cómo el castigo físico y humillante no es útil como herramienta en la crianza pues no modula el comportamiento, desdibuja el vínculo de afecto y rompe lazos de apego. Dos estudios en los que participó Jorge Cuartas, investigador de la Universidad de Harvard y experto en el tema de violencia en la niñez, analizaron a más de 7.000 niños colombianos entre 0 y 16 años e identificaron el efecto negativo del castigo físico en el desarrollo cognitivo. 

Uno de los estudios encontró que niños castigados físicamente a la edad de 2 años tienen un desarrollo cognitivo menor para cuando cumplen 4 años, con una diferencia que es equivalente a 4 meses de desarrollo.

El maltrato físico o psicológico a cualquier persona del núcleo familiar contempla penas de prisión entre 4 y 8 años. Pueden aumentar hasta en un 50 % si la víctima es menor de edad.Por su parte, el pedagogo Julián de Zubiría, reiteró que el castigo físico no tienen ningún beneficio: "En los hogares muy autoritarios se disminuye la comunicación, porque la única voz que se escucha es la del padre o la madre. Se vive un eterno monólogo. Padre o madre hablan, y el niño se somete (...) Aunque resulte increíble, el maltratador cree que a golpes se “formará” el carácter del niño o niña. Supuestamente, así se volverá un adulto más fuerte. Si él hablara y escuchara a sus hijos, sabría que eso no es cierto, que le mienten sus creencias".

Sobre los castigos que podrían recibir quienes continúen con este tipo de castigo, el proyecto no contempla sanciones adicionales a las ya existentes en contra de los agresores. Vale recordar que, en la legislación colombiana, el maltrato físico o psicológico a cualquier persona del núcleo familiar contempla penas de prisión entre 4 y 8 años. Estas penas pueden aumentar en un 50 % cuando la conducta es cometida contra un menor de edad. 

La plenaria llega en un momento coyuntural para este tema, dado que apenas hace unos días, la Corte Suprema absolvió a un hombre que fue condenado a 6 años de cárcel por un castigo físico a sus hijas. El caso comenzó el 24 de noviembre de 2014, cuando un padre y sus dos hijas fueron protagonistas de una pelea que provocó la intervención de la Policía. La hija menor llevó la noticia de haber perdido por tercera vez el año y este problema sumado a otros llevó a que el dolido padre estuviera esa noche ingiriendo licor hasta la madrugada.Al día siguiente, si bien el hombre seguía molesto por el rendimiento académico de su hija, fue el volumen alto de la música lo que inició la discusión. Él intentó apagar el equipo, pero una de las niñas reaccionó diciéndole palabras soeces. Se arrojaron objetos. Ante los agravios de las menores, el padre sacó la correa y les pegó. También le dio una palmada en la espalda a la hija mayor, la cual quedó documentada en un examen hecho por Medicina Legal.

El Tribunal Superior de Medellín encontró responsable al hombre de violencia intrafamiliar y lo sentenció sin la posibilidad de la suspensión condicional de la pena y prisión domiciliaria. Durante años, el padre se defendió con el argumento de que no hizo nada distinto a ejercer el derecho de corrección ante una ofensa actual, real e inminente. Sin duda, este proyecto de ley pondrá los límites claros frente a esta conducta. De pasar el proyecto, quedaría a un paso de la sanción presidencial.