Ingeniería de Alimentos, Universidad del Valle

La ruta a la Ingeniería de Alimentos empezó cuando terminó Tecnología Química en la Universidad del Valle, en donde Johanna Andrea Pedroza Rodríguez quiso estudiar un programa con el cual pudiera aportar aún más a la sociedad y que incluyera desarrollo, investigación e innovación.

Esta palmireña de 27 años se encuentra realizando sus prácticas universitarias en Tate & Lyle, multinacional con presencia en Cali especializada en crear alimentos y bebidas, precisamente lo que le apasiona a Johanna, quien espera, una vez se gradúe, estudiar una maestría en innovación o en investigación y desarrollo.

Es curiosa por naturaleza, lo que le ha servido para destacarse en Ingeniería de Alimentos. Este programa se abre cada vez más camino en la industria nacional, sobre todo en el Valle, donde existe gran vocación agroindustrial. “Me incliné por esta carrera porque sabía que tenía cómo aportar. La alimentación es fundamental para todos. Sabía que la manera de retribuir a la sociedad era con los alimentos que están relacionados con químicos, que es lo que me ha gustado siempre”, explica.

Considera que la carrera de Ingeniería de Alimentos de la Universidad del Valle se destaca frente a otras instituciones por la amplia experiencia que los profesores comparten con sus alumnos, además de los diferentes componentes que ofrecen y los énfasis en calidad, innovación y desarrollo.

Para las pruebas Saber Pro, en las que su facultad lidera el ranking nacional de Ingeniería de Alimentos, Johanna confiesa que no hubo una preparación específica, pues “tenían unas bases muy sólidas en cada materia”. Sin embargo, la universidad deja a consideración de quienes lo requieran unos talleres para reforzar conocimientos.

En su práctica universitaria trabaja en el desarrollo de productos y aplicaciones fisiotécnicos: “Creo que es la parte más bonita: poder crear nuevos productos y más ahora que los alimentos están pasando por tantas normativas para poder llegar al consumidor. Crear productos que generen esa tranquilidad y que puedan llegar a todas las personas… es bastante gratificante”, señala esta palmireña.Ve muchas salidas para los egresados de su carrera en Colombia, especialmente en Valle, Antioquia y Bogotá, así como en México, Argentina, Brasil y España. Destaca que todas las empresas de alimentos del país tengan mínimo un ingeniero especializado en esta área. Sin embargo, falta trabajar más en crear nuevas oportunidades laborales para los recién egresados. Johanna celebra que se acepten los seis meses de práctica como experiencia laboral (Decreto 952 de 2021), pero la verdad es que les exigen mínimo un año de experiencia.