En octubre y noviembre vimos una gran movilización de jóvenes y estudiantes buscando que la participación en temas prioritarios vaya más allá de marchas en las calles y se concrete en propuestas claras y espacios de participación decisivos en la agenda educativa. Pero un involucramiento ciudadano efectivo requiere liderazgos colectivos con incidencia, información y argumentos técnicos, y la exigencia de un gobierno que esté dispuesto a participar y a coconstruir políticas públicas de la mano de la ciudadanía. En Colombia este tipo de movilización enfocada a la incidencia ha llevado a logros importantes. Por ejemplo, en 2014 se firmó el Pacto por la Educación, que alcanzó una red de más de 100 líderes en la región y logró movilizar cerca de 30.000 personas durante cuatro años, lo que fomentó la incidencia desde el sector público. La financiación del sector se debe reestructurar, se necesitan reformas al sistema de educación superior. Además, hay nuevas plataformas tecnológicas que han logrado promover la movilización juvenil hacia la educación. La campaña +Voz -Ruido de El Avispero moviliza por redes sociales a las personas sobre las acciones necesarias para atender cuatro asuntos fundamentales para los jóvenes: la educación como eje transformador, el empleo digno, la transformación del sector rural y la difusión de la información como herramienta de transparencia y rendición de cuentas. La plataforma tiene más de 170 propuestas y hay más de 30 congresistas comprometidos con recibirlas y analizarlas, así como el grupo técnico de educación del Departamento Nacional de Planeación. La ciudadanía tiene la responsabilidad de articularse para que su participación genere incidencia en los cambios estructurales que requiere el país. Hay temas prioritarios sobre los cuales hay que poner la lupa: la financiación del sector se debe reestructurar, se necesitan reformas al sistema de educación terciario (es decir, educación superior) y la evaluación tiene que ser abordada como un proceso de aprendizaje que considera cada contexto. Ahora, el involucramiento ciudadano depende de la disposición de dos actores fundamentales: la ciudadanía y las instituciones (públicas y privadas). Es en el cambio de chip de sus relaciones donde se logra un involucramiento efectivo. Con una alianza consensuada, ciudadanía e instituciones podrán hacer avances juntos hacia una manera más transparente de gobierno. Tres aristas son claves en esta relación: liderazgos sociales, que se dan cuando los ciudadanos se organizan e interactúan articuladamente; veeduría ciudadana con programas como Cómo Vamos, que hacen seguimiento de la gestión pública, y un gobierno abierto, que requiere de funcionarios dispuestos a compartir sus datos y escuchar a la ciudadanía para cocrear lo público. Desde Fundación Corona hemos insistido tanto en la necesidad de crear estas condiciones como en la importancia de avanzar en los temas estructurales que requiere la agenda educativa. En esta es fundamental fortalecer la educación media, incorporando mejores mecanismos de formación en competencias laborales, ampliando la cobertura de orientación sociocupacional y potenciando las habilidades para la vida; requerimos ciudadanos íntegros, participativos y con las competencias necesarias para el desarrollo del país.

El artículo hace parte de la edición 39 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior, suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 018000-911100. Para estar enterado sobre las noticias de educación en Colombia y el mundo, síganos en Facebook y en Twitter. *Director de Fundación Corona.