“Condenado al aislamiento por delitos contra la libertad, integridad y formación sexual, tengo hoy la posibilidad de llegar a ustedes a través de esta sencilla carta. También ustedes, que no han sido llamados ‘un peligro para la sociedad‘, tienen en un esfero y una hoja de papel, la posibilidad de hacer sentir un poco menos muertos a algunas personas privadas de la libertad”.Puede leer: El profesor que ayuda a superar con poesía el dolor de la violenciaAsí concluye una carta enviada desde la penitenciaría la Esperanza en Guaduas, Cundinamarca, a uno de los estudiantes del Colegio Codema ubicado en la localidad de Kennedy, bajo el nombre de Diego Raúl. Como él, ya han sido más de cien los prisioneros que por medio del proyecto Correo a la Libertad han logrado contar sus historias a jóvenes estudiantes de educación media.

Las cartas van desde el relato de sus historias, hasta conversaciones donde los reclusos dan consejos a los estudiantes. Foto: Cortesía Yamile Carrillo. La iniciativa fue impulsada por Yamile Carrillo que desde el año 2000 inició su vida en la docencia. Hace cinco emprendió el proyecto y tiene los recuerdos intactos del primer día en que sus alumnos lograron intercambiar correspondencia con algunos reclusos,  “el primer intercambio de cartas surgió como una estrategia que buscaba provocar la lectura y la escritura a partir de una verdadera necesidad comunicativa y se logró a través de tres personas, una desde la cárcel, un profesor de una universidad y uno de los estudiantes del colegio”, aseguró Carrillo.Correo a la Libertad trabaja en la resignificación de juicios y prejuicios a través de la creatividad, la comunicación y la literatura. Tanto estudiantes como reclusos logran sentirse reconocidos, valorados y libres en un espacio de apertura y diálogo. Para la docente, el colegio se ha convertido en un escenario de investigación que crea ambientes para procesos pedagógicos alternativos que mejoran las habilidades comunicativas y el desarrollo humano de sus estudiantes.Le recomendamos: Cómo eliminar la brecha en educación rural y urbanaSegún Carrillo, “todos leemos lo que nos interesa, lo que tiene que ver con nuestro mundo de la vida. Y esto lo consigue el proyecto porque es un ejercicio de comunicación muy real. En un sentido muy importante, la cárcel es reflejo de la realidad y eso lo evidencian los estudiantes cuando sienten las narraciones de los presos como parte de su vida, cuando sienten que eso tiene que ver con sus actos, sus decisiones y su entorno vital, cuando sienten identificación con historias que después de ser leídas pasan a pertenecerles”.Para los estudiantes, la cárcel se convirtió en un espacio propicio para reflexionar sobre la felicidad, "los prisioneros nos han enseñado que la felicidad está al interior del ser humano, no afuera, no depende de circunstancias exteriores, depende del trabajo personal que hagamos por construir felicidad en nuestra cotidianidad sean cuales sean las circunstancias que vivamos”, afirman.

Son más de sesenta los alumnos que se han sumado a la inicitiva. Foto: Cortesía Yamile Carrillo.La experiencia más significativa de quienes integran el proyecto ha sido lograr ver el rostro aquellos que por mucho tiempo solo fueron personajes de cartas, “los respetan como autores y como seres humanos, les dan el interés a quienes tienen hondas experiencias humanas que compartir”, explica Carrillo y agrega,  la presencia en el colegio de las personas que viven la difícil experiencia de salir de la cárcel también es una alegría. Su presencia, sus rostros, sus palabras llenas de agradecimiento por el reconocimiento y el valor que la sociedad les otorga nuevamente a través del proyecto le dan sentido a todo lo que hacemos”.Le sugerimos: La ciencia en la lucha contra la desigualdad social en EEUUCartas a la Libertad ganó la participación en el Foro Distrital de educación 2017, el segundo lugar en el premio IDEP 2017 y el segundo lugar en el Premio Nacional al Docente. Además ha logrado la publicación de dos libros en los que recopilan las historias de hombre y mujeres que por medio de un papel pretenden derrumbar los muros que los mantienen alejados del mundo para que sus palabras lleguen a oídos de jóvenes que se apropian de ellas y que les dan un nuevo significado.