Contaduría, Universidad Nacional
Aunque desde pequeña fue una estudiante aplicada y sobresaliente, y tenía claro que quería estudiar Contaduría en la Universidad Nacional (UN), Isabel Cristina Moncayo no la tuvo fácil para ingresar a la UN. Se presentó dos veces y no le alcanzó el puntaje; siguió persistiendo y al tercer intento lo logró.
La Contaduría es su pasión. Sus padres son contadores y su hermano, matemático, y aunque no la obligaron a inclinarse por este programa, su facilidad por los números y el gusto por los negocios hizo que siguiera el legado familiar.
Hoy, Isabel Cristina está en la etapa final de su carrera, su meta es graduarse el próximo año y obtener también su segundo título de administradora de empresas. Nunca les ha tenido miedo a los números y esa habilidad le ha ayudado a destacarse, incluso en las pruebas Saber Pro, un ranking que dejó en 2021 al programa de Contaduría de la UN en el primer lugar.
Una materia afianzó su decisión de estudiar Contaduría. “Vi, en primer semestre, Fundamentos de Contabilidad, en donde analizamos la Ley 43 del 90, la que rige a los contadores públicos. Algo que me llamó la atención fue el concepto de fe pública; la sociedad deposita confianza en lo que el contador dice, se le brinda una responsabilidad muy grande a un profesional para contribuir a la sociedad en temas anticorrupción y pobreza”, señala Isabel Cristina.
Destaca que la Contaduría en la UN es un programa interdisciplinario que les permite aprender lo propio de la carrera y materias de Microeconomía, Macroeconomía, Ciencias Sociales, además de otros componentes obligatorios y de libre opción. “Son estudiantes que pueden analizar información financiera, pero también tienen la capacidad de observar la sociedad desde una mirada más holística. Ofrecen un énfasis bastante investigativo y eso nos hace bastante críticos”.
Precisa esta estudiante que la Contaduría tiene varias salidas laborales como el control interno, la auditoría o la más conocida que es la contabilidad. Considera que desde el negocio más pequeño hasta la multinacional requieren de los oficios de un contador, y aunque la compensación es gradual a la experiencia del egresado, garantiza la recuperación de la inversión educativa. Reconoce Isabel Cristina que aunque sí se necesitan contadores, se requiere que evolucionen hacia las tecnologías de la información.
Sobre la deuda desde la academia y el país con la Colombia rural, acepta que faltan espacios de estudio, de diálogo para comprender e integrar los programas de Contabilidad Pública.
En cuanto al aporte al medio ambiente, destaca que ya se empieza a hablar de la Contabilidad ambiental, pero falta aterrizar más el concepto e integrarlo con otras disciplinas. Pone como ejemplo que no es lo mismo sembrar 100 árboles nuevos por 20 viejos; en números cuadran las cifras, pero en la realidad ambiental no se compensa.